Voto contra candidato de las AUC, San Pablo, Bolívar
Fue un domingo que San Pablo gritó en silencio. Ubicado en el extremo sur del departamento de Bolívar, a orillas del río Magdalena, la historia de San Pablo se rompe el 9 enero de 1999 cuando cuarenta paramilitares incursionaron en el casco urbano asesinando catorce personas entre las cuales estaban un exalcalde, un candidato a la alcaldía, funcionarios municipales y trabajadores[1]. Las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC ) impusieron su control en el casco urbano mientras en la zona rural permanecían las Fuerzas Armadas Revolucionaria de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), y se dieron varios enfrentamientos entre guerrillas y paramilitares[2]. Muchas familias quedaron confinadas dado que los pobladores en cada zona fueron asociados a los ejércitos que controlaban los territorios y vistos como sospechosos de entregar información a los enemigos.
La Parroquia de San Pablo, administrada por la Compañía de Jesús, así como la Cruz Roja Internacional y ACNUR fueron las únicas instituciones que lograron apoyar actividades humanitarias, productivas y religiosas. Dado que cualquier reunión era considerada sospechosa por parte de las AUC, las organizaciones comunitarias comenzaron a desintegrarse y sus líderes a desplazarse. Si algo se aprendió fue a escuchar el ruido del miedo, antes de que ocurriera algo en el pueblo, el silencio que antecede a un hecho violento era percibido por los pobladores, en medio de su impotencia para impedirlo.
Para las elecciones populares de alcaldes en el 2002 había dos candidatos. Uno, Ezequiel Rodríguez, que había hecho parte de la administración municipal de turno. El otro, Eliseo Acevedo, era líder del movimiento Asocipaz, promovido por el Bloque Bolívar de las AUC, movimiento creado para oponerse mediante movilizaciones, bloqueos de carreteras y protestas, a la creación de una zona para el diálogo entre el gobierno y el ELN. Pese a que todo indicaba que quien ganaría las elecciones sería Eliseo Acevedo, por los medios económicos, quien ofreció un almuerzo en el parque con camiseta incluida el día de las votaciones y además con el respaldo de las AUC y su ejercicio de coerción, ganó Ezequiel Rodríguez[3]. Fue un grito silencioso fruto de la decisión individual, que muy posiblemente se fue construyendo en medio del miedo, de las muchas evidencias y de ningún comentario público que pudiera reorientar las decisiones electorales.
El 10 de mayo en la noche, tres meses después, Acevedo fue sacado de su casa y asesinado junto al muelle. Contrario a lo dicho por autoridades y medios de comunicación que señalaron a las guerrillas, los habitantes de San Pablo comentaban que las AUC le habían pasado la cuenta de cobro a Acevedo por no ganar las elecciones de San Pablo.
La historia de protesta por la arbitrariedad de la guerra no termina ahí. Dos años después de la elección de Ezequiel Rodríguez como alcalde, es asesinado el comerciante Fidel Peña a una cuadra de la Policía. Los pobladores enfurecidos queman la Estación de Policía y cinco carros, entre ellos tres de la Policía, manifestando la inutilidad y complicidad de la policía a la que exigían que abandonara el pueblo. El Alcalde llega al Pueblo sobre el medio día y la comunidad le exige la renuncia. Van hacia las casas de posibles integrantes de las AUC y del Alcalde y les sacan los muebles a la calle. Algunos integrantes de las AUC que estaban en el pueblo corrieron al otro lado del río para esconderse. Cerca de 2000 personas manifestaban su inconformidad y su cansancio con las autoridades. La comunidad que lo había elegido, acusó al alcalde de no tener mano firme frente a los paramilitares. Sin embargo, continuó administrando desde Bucaramanga hasta el final de su mandato.