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Caso documentado por Julián Morales, 2014

La toma del plantel educativo José María Vargas Vila constituyó una de las múltiples acciones colectivas que han realizado los campesinos organizados de la Asociación de Familias Agromineras del Sur de Bolívar y Antioquia, AFASBA. La toma fue el mecanismo de presión de los campesinos a la administración municipal para que se comprometiera a dar cumplimiento a una serie de demandas.

 

Durante la Semana de la indignación en el municipio de Barrancabermeja los días 11 y 12 de octubre de 2012 (ver nota de prensa y comunicado) líderes de los municipios de Cantagallo y San Pablo en diálogos informales manifestaron su inconformidad con la situación que se vivía en sus veredas y la urgencia de hacer algo en grupo. El rumor se fue creciendo y la toma de alguna institución iba tomando fuerza entre los participantes; para dar forma a la acción se realizó una reunión de todos los líderes veredales de los municipios mencionados, donde luego de discutir el lugar, los pros y contra de cada uno, al final se decidieron por el colegio.     Finalizada la Semana de la indignación los campesinos regresaron en horas de la tarde hacia Puerto Wilches (Santander) en buses facilitados por la Unión Sindical Obrera (USO) para luego tomar varios Jhonson (transporte fluvial) que los transportaron a las riveras de Cantagallo. Mientras el sol se ponía, un primer grupo de campesinos libre de maletas y otros objetos que les dificultaran la movilidad se dirigió presurosamente al plantel educativo donde hicieron posesión de la portería facilitando el ingreso al resto del grupo que, a medida que iban llegando, se acomodaban en los salones de clase a esa hora vacíos.

 

 El sitio de concentración fue el plantel educativo José María Vargas Vila ubicado en el casco urbano del municipio y fue escogido porque los salones servían como lugar de hospedaje, disponibilidad de baterías sanitarias, zonas amplias para la instalación de las cocinas de leña, además de facilitar el control de personas ajenas y protección ante las agresiones de la fuerza pública (ver comunicado). Un punto que no se consideró al momento de la elección del lugar pero que actuó a su favor, fue la presión hacia la alcaldesa por parte de la Secretaría Departamental de Educación y de los padres de familia que solicitaban la normalización del servicio educativo.

 

La ocupación se hizo directamente por los campesinos de AFASBA con fuerte identidad rural y territorial quienes contaron con la solidaridad y respaldo de algunos asociados de la Asociación Agrominera del Sur Sur (Asamis-sur) del municipio de San Pablo (Bolívar). En el colegio hicieron presencia algunos concejales quienes quisieron generar simpatías con los campesinos pero fueron confrontados por estos sobre sus planes y proyectos para las veredas. Algunas Juntas de acción comunal (JAC) del casco urbano se quisieron sumar a la movilización para exigir sus propias demandas, pero los campesinos rechazaron cualquier tipo de acción conjunta temiendo un debilitamiento del proceso. Otro actor que se quiso vincular a la toma fue la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra (ACVC), quienes quisieron llegar a la mesa de negociación con su propio pliego de peticiones sin haber consensuado con la comunidad que protestaba y sin haber hecho parte de la movilización, alianza que fue también rechazada.

 

Un comunicado público y un pliego de peticiones detallan los objetivos de la acción colectiva que se resumen en una exigencia para que la oferta institucional y de servicios de salud, educación, mejoramiento de vías, electrificación rural, proyectos productivos y visibilización de los grupos culturales locales, lleguen al campo (AFASBA, 2012)[1]. El cumplimiento de estas peticiones se pactaron a corto plazo (ver cronograma) y la cobertura de las mismas es a nivel municipal y exclusiva para el sector rural. El pliego fue elaborado ya en el colegio por parte de los líderes veredales, quienes expusieron los principales problemas de su vereda para luego consensuar sus demandas con las de los demás y dar cuerpo a un pliego de demandas unificado.

 

Pasados cuatro días de la toma al plantel educativo y ante la negativa de la alcaldesa a reunirse con las comunidades asentadas en el colegio, los líderes decidieron como mecanismo de presión salir del colegio y tomarse en la madrugada las instalaciones de la alcaldía municipal para impedir el acceso de los funcionarios a esta; otro grupo se dirigió al puerto fluvial e impidió el arribo de pasajeros al municipio y luego las empresas transportadoras decidieron voluntariamente no vender más tiquetes ni recibir pasajeros;, un último grupo se dirigió a las instalaciones de Campo Cantagallo de la empresa Ecopetrol e impidió el ingreso de trabajadores.

 

A diferencia de otras experiencias, allí no se usó la fuerza pública. En 2008 cuando se recurrió a la policía nacional para disolver las manifestaciones de los padres de familia y estudiantes que reclamaban mejoras en el sector educativo, la decisión le costó al grupo político que manejaba el municipio perder las elecciones. De otra parte, al ser una zona de difícil acceso, al momento de presentarse disturbios una gran cantidad de pobladores se unen a los manifestantes haciendo que la policía quede en desventaja e imposibilidad de recibir refuerzos oportunamente. La fuerza pública tiene una mala imagen entre la población dados los vínculos con paramilitares, el asesinato de civiles, el tráfico de drogas y las violaciones a los derechos humanos.

 

La alcaldesa fue convocada a negociar directamente con las comunidades y no solo con los líderes; así evitaron malentendidos. El proceso cuenta con líderes locales y regionales que han participado en diferentes procesos de protestas y un historial de compromisos, actas y acuerdos desde lo local hasta lo nacional que han sido incumplidos una y otra vez. La dinámica de movilización de AFASBA es permanente, cada año participa al menos de una acción colectiva nacional (Congreso de los pueblos, Coordinador nacional agrario), regional (Mesa de interlocución del sur de Bolívar) o local (concentraciones contra la fumigación y erradicación de cultivos de uso ilícito) y en cada una asume compromisos y realiza reivindicaciones diferentes. Sin embargo, hay diferente grado de participación de los pobladores. La participación juvenil y femenina en la acción colectiva fue reducida a ciertos espacios y acciones. Los jóvenes se interesaban más por las vías de hecho eran quienes proponían bloqueos y estaban más dispuestos a enfrentarse a la fuerza pública. Las mujeres por su lado acompañaban a sus esposos, cuidaban los niños y hacían las labores de la cocina.

 

El final de esta acción colectiva dio inicio a otra, en la cual los campesinos de Asamis-sur junto a un grupo de AFASBA se dirigieron al municipio de San Pablo donde iban llegando delegaciones de las diferentes veredas para tomarse las instalaciones de la alcaldía municipal (nota de prensa). Un año y medio después esta toma puede considerarse exitosa tanto en términos políticos para la organización social, como para las comunidades campesinas. El pliego de peticiones se cumplió de manera parcial.

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