Es una iniciativa feminista, pacifista y antimilitarista que busca enfrentar la realidad del conflicto armado y su impacto en las mujeres, rechaza la guerra y la violencia como estrategias para resolver los conflictos.  Su primera movilización se hizo el 25 de noviembre de 1996, Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer, en Mutatá, como una protesta a la grave situación de violencia en la que se encontraban las mujeres indígenas de Urabá. Está conformada por campesinas, indígenas, negras, jóvenes, profesionales, intelectuales y estudiantes y tiene tres propósitos:  Asumir la guerra con una propuesta, pacifista, feminista y no violenta, indagar las causas del conflicto armado y su impacto en las mujeres y construir propuestas  que demuestren que es posible terminar con el conflicto vía la negociación política. Cuenta con nueve capítulos ubicados en las diferentes regiones y su acción principal ha sido la movilización social, con la cual busca expresarle a la sociedad colombiana sus desacuerdos frente a la guerra, y a su vez evidenciar que la paz no es sólo el resultado de la negociación del conflicto armado, sino que debe incluir verdad, justicia y reparación. Por lo tanto, la movilización social no se reduce a campañas y actos públicos aislados y en momentos específicos, sino como un proceso lógico y ordenado. “Las movilizaciones son procesos que involucran mesas de trabajo, discusiones e investigación, son en definitiva un proceso de militancia” (Sánchez, 2006: 65). En la mayoría de los casos las mujeres usan diversos símbolos como herramienta clave para generar mayor impacto durante las movilizaciones; a través del cuerpo representan su sufrimiento, sus derechos, sus reivindicaciones y sus sueños.  Son recordados sus lemas que han sido legitimados como “Las mujeres no parimos hijos ni hijas para la guerra”. De acuerdo con la información de la Ruta, entre 19996 y 2011, se han llevado a cabo 16 movilizaciones, en las que han participado cerca de 80.000 mujeres en diferentes regiones del país.