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Caso documentado por Gloria Inelda Gutiérrez en 2008

El pueblo U´wa en el Norte de Boyacá desafió a una gran empresa de hidrocarburos.  En 1992, Occidental firmó un contrato con el gobierno colombiano para iniciar la búsqueda de petróleo en una extensa área que incluía el resguardo U'wa. A inicios de 1993 la empresa diseñó junto con las autoridades U'was un convenio de asistencia para la comunidad incluyendo programas de salud, educación y extensión agrícola a cambio de que permitan realizar estudios sísmicos dentro de los límites de la reservación. Sin embargo, en febrero de 1995, las autoridades U'wa repentinamente rompieron todo diálogo y anunciaron que se oponían al desarrollo de actividades petroleras en Samoré. Sin el permiso para trabajar en su territorio, Occidental concluyó las actividades exploratorias fuera de los límites de la reservación. Más adelante, en junio de 1997, el gobierno colombiano solicitó la intervención de la organización de Estados Americanos y la Universidad de Harvard para reiniciar el diálogo con los U'was y así resolver la disputa territorial entre los indígenas y el gobierno para poder dar paso a las operaciones petroleras.

 

El pueblo U’wa tiene una gran riqueza cultural y una cosmovisión propia que se organiza y sigue el modelo de la creación. Sus rituales y prácticas cotidianas se hacen para cuidar la tierra que les entregó el padre eterno del cielo Sira y la madre celestial Rairia, los cuales junto con otros dioses como Yagshowa, fueron los creadores de todo. Los U´wa que son agricultores y a lo largo de su ciclo anual habitan y explotan durante cuatro estaciones tres zonas altitudinales. Su relación con la madre tierra es muy profunda, hay un nudo inseparable y ellos viven para cuidarla.

 

La versión de la comunidad U´wa señala el interés de la Occidental Petroleum Company por sacar el petróleo que se encuentra en sus tierras, con el apoyo del Estado Colombiano. En ese sentido y luego de haber sido aceptada la solicitud de la empresa por el naciente Ministerio del Medio Ambiente en 1995, fueron citados a una reunión los primeros días del mes de enero de 1995 en Arauca y lo que aparecería luego respaldando una consulta previa fue solo una hoja de asistencia que les pasaron en dicho encuentro.  Dado que el proceso de explotación en estas condiciones se consideraba aceptado, el pueblo U´wa anunció un suicidio colectivo, tal como el que ocurrió en tiempo de la conquista si se avanzaba en este sentido. Para los U´wa el petróleo es la sangre de la madre tierra y sacarlo es como asesinarla.

 

La Corte Constitucional revisó el caso y el 3 de febrero de 1997 revocó la decisión de la Corte Suprema de Justicia, confirmó la sentencia del Tribunal Superior del Distrito Judicial y se pronunció a favor del pueblo U´wa. Se señaló que no se había llevado a cabo la consulta que prevé la Constitución Política y que la exploración amenazaba su integridad étnica, cultural, social y económica. El Gobierno Nacional decidió ampliar entonces el resguardo indígena y en agosto de 1999 le entregaron a la comunidad la Resolución No. 056 del Instituto Colombiano para la Reforma Agraria-INCORA que lo ampliaba en 220.275 hectáreas. Sin embargo, no se entregaron los recursos económicos para el saneamiento del resguardo, pues allí viven miles de campesinos, que llegaron a colonizar la zona, a los cuales era necesario expropiarles esos territorios para el pueblo U´wa. Un mes después el Gobierno le entregó a la Oxy una licencia ambiental para que iniciara trabajos de exploración en el punto conocido como Gibraltar 1, el cual se ubica a menos de 700 metros de los límites del resguardo, área que hace parte de los territorios ancestrales del pueblo U´wa y con lo cual se transgrede su autonomía.

 

Los trabajos de exploración iniciaron a comienzos del año 2000, mientras la comunidad ocupaba de forma pacífica los territorios siendo desalojada por el Ejército. En febrero de 2002 tres niños de la comunidad murieron ahogados, luego de que salieran despavoridos por el desalojo violento de las fuerzas estatales. En marzo de 1999, el juez 11 del circuito de Bogotá falló a favor de los U´wa ante una nueva tutela interpuesta por la comunidad, con lo cual se detuvo el proceso de exploración por unos días; en segunda instancia, el Tribunal Superior de Cundinamarca revocó el fallo de dicho juez y dio vía libre a la exploración. Hacia mediados del año 2001 la empresa informo resultados desalentadores de la exploración. Sin embargo, las comunidades siguen expectantes pues el Bloque Samoré posee unos 2.500 millones de barriles de petróleo y suponen que la empresa no va desistir fácilmente de su explotación; además se comenzo la exploración del Bloque Capachos I.

 

Con el apoyo de la Organización Nacional Indígena de Colombia, ONIC, y diversas organizaciones nacionales e internacionales la tensión entre los U’wa y la empresa persiste. Para los U’wa el territorio y el ambiente son sagrados y no se puede por lo tanto negociar con ellos; por ello, es importante que se conozca la Ley Tradicional. La explotación petrolera significa la presencia del conflicto armado que azota al país; por ello expresan su independencia de cualquier grupo armado, llámese guerrilla, ejército o paramilitares, a pesar de la presión que éstos ejercen. La explotación petrolera trae consigo el desequilibrio ambiental, cultural y social, como lo demuestran las experiencias petroleras que se han tenido en otras zonas del país y del mundo. La explotación significa la pérdida de la cultura y el etnocidio. Hay una gran ambigüedad en el reconocimiento que hace el Estado del carácter multiétnico de la nación colombiana, pues en la práctica se han impuesto grandes límites para proteger y garantizar el alcance y vigencia de los derechos de los pueblos indígenas frente a los intereses económicos minero-energéticos.

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