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Caso documentado por Nelson Pardo, 2008

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El Colegio Ignacio Pescador, fundado a principios del siglo XX, ha formado a muchos jóvenes del propio municipio y de la región, está ubicado en Choachí, con cerca de trece mil habitantes, a 38 km de Bogotá. A comienzos de 2008 se presentó una falta de docentes y aunque el rector se comprometió a resolver el problema, fueron pasando los meses hasta que cansados de reuniones y promesas, los estudiantes de once decidieron organizarse para protestar y exigir el cubrimiento de las vacantes en la institución.

 

“Ese día con los compañeros nos reunimos en el salón; yo los motivé para que hiciéramos un paro en el colegio, siempre y cuando todos los alumnos de grado 11 estuviéramos de acuerdo. Como son 4 cursos de grado 11 decidimos no recibir clase y salir del salón para hablar con ellos”. Dice Adolfo Pardo líder estudiantil. Aprobada la protesta por mayoría deciden convocar a formación a todos los mil alumnos de la institución, para compartir la idea y convocar a un cese de actividades académicas totalmente lideradas y promovidas por los estudiantes de la institución. “Ya cuando estábamos en el patio con todos los compañeros, porque hasta los pequeños acudieron a nuestro llamado, en contra incluso de los profesores que estaban presentes, nos dimos cuenta que el movimiento tenía un respaldo del 70% del estudiantado lo que nos motivó mucho. En ese momento también la personera de los estudiantes se puso la camiseta, un sector de los profesores nos empezó a apoyar y de esta forma decidimos salir a marchar por las calles del municipio” narra Adolfo.

 

El objetivo de la marcha era enterar a los habitantes de la situación del Colegio y movilizarse rumbo a la alcaldía municipal para dialogar con el alcalde. A medida que la marcha avanzaba iba creciendo; las calles eran tomadas aproximadamente por el 60% del estudiantado y en cada esquina se vinculaban padres de familia y exalumnos que simpatizaban con la protesta. Ya concentrados en el parque principal los padres de familia que se sumaron a la protesta de sus hijos, les proponen que elaboren un pliego de peticiones y de esta forma puedan tener una reunión con el Alcalde mucho más formal y con elementos claros y precisos para poder discutir. La marcha se disuelve y se reúnen los estudiantes líderes de la protesta con un grupo de padres de familia para poder aclarar y precisar lo que al otro día debatirían con el señor Alcalde.

 

Al siguiente día se reúne nuevamente todo el alumnado en la media torta de la institución y se propone realizar una marcha hasta la alcaldía. Dicha marcha parte con un 80% de los estudiantes y algunos padres de familia; cuando llegaron a la Alcaldía la policía les impide la entrada a la multitud, pero una comisión entra a dialogar con el alcalde mientras el colectivo esperaba en el parque. “Allí fuimos atendidos por el secretario de Gobierno; el Alcalde, supuestamente no estaba. Le expusimos el caso y nos salió con el discurso de todo político nada concreto, pero que estaban haciendo el esfuerzo etc. Que debíamos retornar a las actividades normales y que ellos solucionarían ante la Secretaría de Educación el problema”. Esto ofuscó a los líderes de la marcha quienes salieron al parque principal para informar los resultados y se encontraron con un grupo más nutrido de estudiantes y adultos. Los ánimos se caldearon. Se dirigieron entonces a la vía principal que conecta los municipios de Ubaque, Fómeque y Choachí con Bogotá y la bloquearon con palos, piedras y una muralla humana que impedía el paso de cualquier automotor o peatón.

 

En medio del caos vehicular, los estudiantes formaron grupos de información a los conductores de lo que estaba sucediendo. “Algunos conductores se mostraron de acuerdo, otros se pusieron de mal genio pues se les hacía tarde para llegar a su destino, pero nosotros sentíamos que era necesario hacer esto. Hasta los soldados campesinos estaban a favor nuestro; de hecho, ellos nos prestaron seguridad y protección para que nada malo ocurriera” dice Adolfo. La policía trató de retomar el control de la vía pero fue imposible por la gran cantidad de personas que ya sumaban unas 2300 y con la negativa de los soldados campesinos por ayudar a la policía.

 

Luego de cuatro horas de bloqueo se presentaron medios de comunicación y empezaron a cubrir la noticia, lo que alarmó al gobierno municipal y departamental. “A los pocos minutos llegaron funcionarios de la alcaldía, el rector y el personero los cuales nos convocaron al diálogo” recuerda Adolfo. Los funcionarios solicitaron levantar el bloqueo de la vía y se comprometieron a tener la planta docente completa en ocho días, pero los estudiantes ya no creían en tales promesas. La única forma de levantar el bloqueo era comunicarse con el Secretario de Educación departamental y escuchar de parte suya un compromiso serio que les permitiera solucionar el problema. El rector lanzó amenazas de expulsiones a estudiantes, de impedir que se graduaran de bachilleres, sanciones de tiempo para los más pequeños e incluso traslado de maestros simpatizantes de la protesta.

 

Finalmente, por medio de la personería municipal se logra comunicación con el señor secretario de educación y se concreta una visita del funcionario al colegio y a dar una solución concreta, bajo la presión de los estudiantes de volverse a tomar la vía de manera indefinida si no se cumplían los acuerdos. Durante la semana de plazo se realizaron reuniones con estudiantes, padres y exalumnos. La reunión con el Secretario de Educación se cumple y en ella exponen el “problema de falta de profesores además de otras irregularidades cometidas por el rector, como el dudoso manejo que le daba a unos recursos económicos del plantel, su poca asistencia al sitio de trabajo, sus amenazas en contra de los estudiantes, y un tema muy espinoso con nuestra  comunidad: en el 99% somos católicos y nos había prohibido la santa Misa de todos los primeros jueves tradicionalmente institucionalizada en nuestro plantel desde que existe el colegio” cuenta la personera escolar. Se da el compromiso de tener la planta de docentes completa en máximo dos semanas y a realizar una investigación sobre las quejas recibidas sobre el rector, lo cual efectivamente se cumplió.

 

Para los estudiantes esto fue un gran triunfo. “Logramos el objetivo inicial, nunca pensamos que esto se creciera tanto y pudiéramos parar las actividades en todo un pueblo, pero la unión hace la fuerza y más cuando teníamos la razón” (Líder estudiantil). Otro de los líderes comenta: “Además de conseguir que nombraran los profesores, pasados unos meses el señor rector fue destituido pues se le comprobaron varios casos que nosotros denunciamos el día de la reunión con el secretario de educación y ahora tenemos otro rector, que nos respeta, nos entiende y dirige de una forma muy sana nuestra institución; los padres de familia están felices pues retorno la Misa de los primeros jueves y ahora todo está en la normalidad como antes”. El movimiento estudiantil logró despertar la simpatía de muchísimos actores en un pueblo que se movilizó apoyándolos.

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