Caso documentado por Guillermo Orjuela, 2013
Desde comienzos del 2012 los productores agropecuarios del Tolima se manifestaron ante a las entidades territoriales del municipio y del departamento los efectos del fenómeno del niño. El incremento de la temperatura, la falta de lluvia y la disminución de caudales de los ríos afectaba a cultivadores de maíz, arroz, y a los ganadores, tres gremios relevantes en el departamento. Por ello se hicieron marchas en los municipios de Valle de San Juan, Natagaima y Guamo y plantones frente a la Gobernación del Tolima, demandas que fueron atendidas con paliativos. Al mismo tiempo se empezaban a hacer evidentes en el mercado las consecuencias de los TLC y la revaluación de la moneda nacional frente al dólar ocasionó que las exportaciones se redujeran, el precio de la carga de café se redujo llegando a $500.000 y la plantación de nuevas especies de cafetales hizo que la producción se disminuyera. Los cafeteros del sur del Tolima se desplazaran hacia Ibagué y no regresar a sus lugares de origen hasta que el Gobierno departamental les escuchara y prometiera soluciones. Los acuerdos establecidos no fueron lo suficientemente satisfactorio para los productores de café. Hasta aquí los medios de comunicación no daban mayor importancia a estos procesos.
En el Tolima se empieza a decidir si participan o no en el paro. La dignidad arrocera decide participar, al igual que los ganaderos y el movimiento por la dignidad cafetera, mientras la Federación de Ganaderos, FENALCE y el Comité de Cafeteros gremios tradicionales decidieron no participar por diversas razones, algunas de ellas porque respaldaban al gobierno y habían recibido ayudas de este. Trabajadores del sector de la salud y los camioneros se unieron al paro. Quinientos soldados, personal de la policía y la fiscalía estuvieron presentes en las movilizaciones.
Las peticiones por las cuales manifestaban eran, en esencia, las mismas sin importar el sector: las demandas de los ganaderos consistían en la suspensión de importaciones de quesos y lactosueros. Los maiceros exigían una reducción en los costos de producción que los hiciera más competitivos en el mercado. Los cafeteros pedían aumentar el precio de sustentación a $700 mil por carga, así como la reestructuración de la federación y el control a las importaciones. El sector salud exigía formalización laboral y ajustes salariales, mientras que los camioneros protestaban por el combustible y de los fletes.
En el departamento las movilizaciones se comenzaron a desarrollar con lentitud en las vías principales de Armero Guayabal, Ibagué-Cajamaca y Cañón del Combeima, puntos estratégicos de los paros. En Armero-Guayabal los productores de maíz salieron con su maquinaria para atravesarla en la vía. En taparon la vía con piedras y árboles. En Ibagué por ser capital es centro y punto de llegada de las marchas y protestas, estas comienzan en la universidad pública y suben por la carrera principal hasta llegar a la plaza de Bolívar donde está la Gobernación. Establecidas las mesas de negociación entre el gobierno nacional y los campesinos, la cual no ha tenido el éxito esperado para buscar soluciones que resultaran en una mejora de la situación del campesinado, los movimientos representados por la dignidad campesina estaban considerando la decisión de cerrar los diálogos con el gobierno y entrar nuevamente en paro. No han visto un avance en los más de 15 días de negociaciones y perciben una falta de voluntad del gobierno en buscar una salida a la crisis en el sector agropecuario. Finalmente el paro se levantó sin que necesariamente hubiera acuerdo total de los manifestantes.