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La negativa contra el dispositivo de identificación individual para cada bovino o “chapeta” para identificar los animales vacunados contra fiebre aftosa en la Zona de Alta Vigilancia, llevó a los ganaderos de Arauca a plantear su inconformidad ante delegados Minagricultura, el Instituto Colombiano Agropecuario ICA y el Sistema Nacional de Información e Identificación del Ganado Bovino, Sinigan. Al término de la reunión con funcionarios de estas entidades, la cual se prolongó por más de 7 horas, se planteó como alternativa transmitir la inconformidad de los ganaderos de Arauca al Ministro de Agricultura; el funcionario aclaró que el tema de la chapeta va asociado con otra serie de problemáticas como el cambio climático, la gestión de los operarios que van a la zona, las guías de movilización; algunas acciones podrán darse a corto plazo, otras que tienen que ver la réplica para el país. Desde Minagricultura la chapeta hay que verla en tres aspectos: la condición para manejo de los animales, ver la conveniencia de hacerlo con el ciclo de vacunas y pensar en su colocación más técnica en mejores condiciones y adecuada manipulación del animal. La reunión de discusión al respecto quedo en que se iba a comunicar la inconformidad al Ministro mismo.

 

Luego de la reunión, los ganaderos continúan en firme la protesta por el “No a la chapeta” y demandan la presencia del gobierno nacional para acordar conjuntamente con el gremio, cuál era el método de identificación que se ajusta a las sabanas de Arauca para que el ganado no resulte infectado. Cerca de 500 ganaderos montados a caballo se tomaron la ciudad de Arauca en rechazo al uso de la chapeta que ha traído consigo enfermedad y muerte en semovientes de ganaderos de sabanas en el departamento de Arauca. Yebrail García, uno de los ganaderos afectados dijo que “el gremio está cansado por la utilización de este dispositivo que se les ha impuesto a los ganaderos de la región”, por lo que decidieron adelantar la movilización en mayo 7 de 2012, hasta las instalaciones del Comité de Ganaderos.

        

Para FEDEGAN la ganadería tradicional llanera no es rentable ni competitiva y debe modernizarse y reemplazarse por el agronegocio “eficiente y productivo” fomentado por la Federación. Sin embargo, hay cerca de 1.300 predios bajo el sistema tradicional en el sector rural del municipio, lo que significa más de 1.500 a 1.800 familias (POT 2010). La comunidad llanera en general ha sentido esa discriminación en todo su espacio territorial. Ese rechazo proviene hasta de la misma institucionalidad, porque la interpretación de la normatividad corresponde tanto a la Federación como del ICA. Lastimosamente estas entidades desconocen o han ignorado los estilos y formas de vida local, sus costumbres ancestrales y su cultura. La institucionalidad, basada en argumentos técnicos y científicos descalifica tajantemente el manejo tradicional del ganado, aseverando que son prácticas obsoletas e inseguras que deben desaparecer.

 

Todas estas exigencias requieren del cumplimiento por parte de un productor local difícil de adaptar, desprevenido, desinformado, desactualizado y desmotivado por los bajos precios del ganado en el mercado y las innumerables crisis con que debe enfrentarse a diario. “La opción más viable es salir del negocio porque ya no da. Vender sus ganados y sus tierras improductivas, a precio regalado y terminar sus días en el pueblo, donde no hay nada que hacer. Cuando más, estorbo en una casa” dice Javier Barbosa. El problema es que esto no es más que un negocio, es todo lo que representa la vida del llanero. “El llano es algo que uno lleva en la sangre, es algo que le nace a uno de los más profundo, y el día que yo venda mi fundo ese día es como si me muriera” afirma Dámaso Colmenares.  La presión ejercida por el sistema moderno de explotación ganadera sobre el productor tradicional ha sido constante y cada vez más fuerte. De esta manera se han ido aniquilando una gran cantidad de símbolos y tradiciones culturales que hoy se intentan rescatar desde otros escenarios diferentes al sector ganadero. La chapeta recogía entonces múltiples motivos para la movilización que coinciden con el sentimiento de desarraigo y abandono en que se encuentran los ganaderos de esta región.

 

El municipio de Arauca ha venido vacunando todo su pie de cría en los últimos diez años, sin que se hayan vuelto a presentar casos de fiebre aftosa a lo largo de más de 200 meses, lo cual quiere decir que se ha cumplido con rigurosidad la norma impuesta por la autoridad sanitaria nacional.

 

El nuevo sistema de chapeta ha generado rechazo en los productores por el mal trato animal dado al perforar el cartílago auricular para colocar un dispositivo o chapeta que lleva número y código de barras individual, además de las dificultades para la lectura de esos números. Esto, en una población casi analfabeta, provoca confusión y malestar a la hora de dictar correctamente el número de identificación para elaborar la guía de movilización sanitaria, lo que ocasiona la devolución de los animales mal identificados, repercutiendo en mayores pérdidas económicas por sobrecostos en el transporte y devoluciones injustas e innecesarias. Además, alegan que la chapeta produce infección y gusaneras en la oreja, generados a partir de la mala manipulación de los animales representando más pérdidas económicas. Todas estas imposiciones justificadas o no, han venido colmado la paciencia de los productores hasta el punto de verse obligados a protestar masivamente.

 

La primera manifestación hecha llaneros a lo largo de los últimos 25 años, tuvo lugar en julio de 2010, una protesta airada de un grupo de 100 llaneros a caballo quienes se tomaron la Asamblea Departamental exigiendo la pavimentación de la vía Arauca - Caracol, un corregimiento ubicado a 70 kilómetros al oriente del casco urbano y que por el fuerte invierno se encontraba incomunicado de la capital araucana, la cual fue pavimentada e inaugurada en junio de 2012.  Dos años después tuvo lugar la protesta de “no a la chapeta” y los actores fueron los mismos, solo que esta vez lo hacían por algo que les causaba molestia a sus animales y pérdidas económicas. El Ministro de Agricultura Restrepo visitó a los ganaderos y ha ratificado el uso de la chapeta. Lamentablemente, la intransigencia de algunos ganaderos y su radical postura en eliminar el dispositivo impidió que hubiera un mejor ambiente de trabajo, lo que en últimas produjo la ruptura del diálogo y la pérdida de oportunidades para comprometer al gobierno nacional con más resultados y mayor inversión para los ganaderos de esta región del país. Con la visita del señor ministro se dio por terminada la revuelta que duró casi una semana, con los caballos “acomodados” en la calle del comité de ganaderos, ocasionando cuantiosas pérdidas económicas al comercio de esta cuadra.

 

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