Caso documentado por Carlos Julián Corredor, 2012
Los Mercados campesinos se desarrollan desde el año 2004 en la región central del país. Después de más de un siglo, el mercado campesino[1] vuelve a instalarse en la plaza de Bolívar de Bogotá, lugar histórico donde se realizaba el mercado en la colonia. La idea nace buscando visibilizar al campesinado, su cultura, su economía y su reconocimiento como actor político, todo enmarcado en reivindicar los primeros seis puntos del Mandato Agrario. Carlos Julio Díaz líder agrario de Fensuagro recuerda cómo fue esa primer experiencia: “nos conseguimos unas carpas y algunas cosas logísticas y convocamos a los campesinos para que vinieran al mercado de la Plaza de Bolívar de Bogotá, y llegaron los campesinos temerosos de que no se vendiera nada, cada uno con uno dos bultos de cada alimento, naranjas, papa, en fin, y empezó el mercado y antes de medio día ya no había nada en esa plaza fue un éxito para nosotros”.
El proceso va más allá de los mercados campesinos y se entrelaza con dinámicas simultáneas de encuentro, análisis y nuevas propuestas que activan de forma importante y a manera de espiral las expresiones políticas de pobladores rurales en el país, como la propuesta de ley alterna y popular de desarrollo integral y el fortalecimiento y ampliación de Zonas de Reserva Campesina[2] en regiones fuertemente golpeadas por el conflicto armado. En el mismo año en que comienzan los mercados, se reúnen en Bogotá cinco organizaciones campesinas nacionales, dos regionales y otras provinciales[3] y conformaron el Comité de Interlocución Campesino y Comunal (CICC), espacio unitario de las organizaciones que orientarían a los pequeños productores campesinos y campesinas en el proceso de Mercados Campesinos, MC, entendidos estos como un proceso político y organizativo liderado por las organizaciones campesinas y comunales, que llevan las banderas de la defensa de la economía campesina, la visibilizarían del campesinado, el desarrollo de mercados justos que integren al campesinado directamente con los trabajadores y consumidores en las ciudades en la relación campo – ciudad, y en la construcción de autonomía y soberanía alimentaria, más allá de la seguridad alimentaria promulgada institucionalmente.
El CICC con el apoyo técnico y político de ILSA[4] y el apoyo de la cooperación internacional, empiezan a incidir en los debates de la construcción del proyecto de acuerdo que legislaría el Plan Maestro de Abastecimiento alimentario y Seguridad Alimentaria para Bogotá, PMAASAB, logrando incluir tres conceptos: soberanía alimentaria[5], posicionamiento de la economía campesina y la visibilización e institucionalización de los nuevos Mercados Campesinos. A partir de esta nueva conquista el CICC empieza a desarrollar un un esfuerzo por recuperar los mercados regionales y suministrar alimentos sanos y nutritivos a precios justos para productores y consumidores, de manera que contribuyan a la prevención de enfermedades y conservación de la salud en una ciudad como Bogotá. Estos esfuerzos generaron a su vez un fortalecimiento organizativo de los colectivos rurales participantes. Mercados Campesinos inicia un proceso de fortalecimiento, con más de 4000 campesinos en 80 municipios de la región Central de Colombia donde se crean los Comités Campesinos Municipales, CCM, estructuras que aglutinan a pequeños productores campesinos, indígenas y comunidades negras, para la comercialización directa de productos, la discusión de sus problemas y la incidencia local ante las administraciones.
Con el apoyo de[6]la Alcaldía de Bogotá a través de la logística para los mercados, se mejora la ganancia de los campesinos hasta en un 30% al evitar intermediarios y se genera un beneficio entre el 15% y el 20% de ahorro para los consumidores. El posicionamiento de los mercados campesinos se logra luego de diversas acciones de movilización como plantones, recolección de firmas, caravanas y muestras culturales en los mercados campesinos, marchas, acciones de incidencia política ante las instituciones gubernamentales, acciones culturales y con la toma de los parques para su desarrollo, sin pasar por los trámites burocráticos, generando una alianza de los campesinos con los consumidores citadinos. En 2012, Mercados Campesinos mantenía cada vez más aceptación en la ciudad, en especial en los sectores populares y se realizaban diez mercados presenciales cada 15 días, en diez parques ubicados en 7 localidades de la ciudad, además de la atención en algunas plazas de mercado de la ciudad.
El CICC desarrolla también escuelas de formación con los campesinos en varios ejes con énfasis en producción agroecológica y formación política con apoyo del SENA y de algunas universidades. Con los seminarios de construcción de política agraria, como el realizado en 2010 se generaron propuestas orientadas a: la construcción y estabilización de propuestas de comercialización justa basadas en relacionamientos directos entre el productor rural y el comprador urbano; la necesidad de subsidiar al campesinado especialmente en el transporte de sus productos; el replanteamiento de trámites y costos de patentes o licencias relacionados con la transformación de los alimentos; la participación de las y los productores en la celebración y puesta en marcha de los convenios acordados con las gobernaciones y municipios; pasar de una política pública de seguridad alimentaria a una de soberanía alimentaria centrada en la economía campesina. El seminario fue una herramienta que permitió incidir políticamente en 42 municipios, con la aprobación de sendos proyectos de acuerdo de apoyo a la economía campesina por parte de los consejos municipales durante 2010 y 2011.
En el marco de la incidencia política, se logra la aprobación por unanimidad de un proyecto de acuerdo[7] en Bogotá, DC, que institucionaliza el mercado campesino en la plaza de Bolívar de Bogotá en el marco de la celebración del Día Nacional del campesino que se celebra según Decreto ley 135/1965 la primera semana de Junio, con inclusión de las comunidades campesinas, indígenas, negras y demás etnias.
A partir del año 2011, en medio de un proceso de estancamiento del proceso provocado por la pérdida de autonomía y del norte político, se amplía el proceso a otras zonas del país, planteando los mercados campesinos como un patrimonio cultural y retomando experiencias como la del parque del barrio Calixto en Neiva desde hace más de 27 años[8], en el Cauca y el Valle liderados por la ACIN y la de Medellín promovida por organizaciones campesinas del oriente Antioqueño.
Para el año 2012 se realizó el Primer Congreso Agrario de la Región Central de Colombia “Por la ruta de la unidad campesina y popular”, para reivindicar las luchas del campesinado, en el marco coyuntural de las negociaciones de paz entre el gobierno del presidente Santos y las FARC, cuyo primer punto ha sido el desarrollo agrario integral. Este Congreso regional realizó previamente 13 foros provinciales y uno de la ruralidad de Bogotá, cuatro Congresos departamentales en las ciudades de Duitama (Boyacá), Villavicencio (Meta), Ibagué (Tolima) y Bogotá (Cundinamarca), que movilizó a más de 1.389 campesinos, campesinas e indígenas de 145 organizaciones campesinas y sociales de base con asiento en 128 municipios. Culminó con una nueva declaración política y un llamamiento a la unidad y movilización del movimiento agrario en coordinación con el conjunto del movimiento social y popular, convocando al Segundo Congreso Nacional Agrario para el año 2013.
Cabe recordar que una dinámica de orden nacional que genera y potencia procesos diversos a nivel regional en este siglo es el Primer Congreso Nacional Agrario realizado en abril de 2003 con la participación de setenta y cinco organizaciones y más de 5000 personas pertenecientes a organizaciones campesinas, indígenas, afrodescendientes, organizaciones sociales y de derechos humanos, tuvo como lema de campaña “Por el derecho a la tierra”. El Consejo Nacional Campesino, CNC, fuerza colectiva convocante de este espacio redactó y radicó ante el Gobierno el Mandato Agrario documento con las reivindicaciones y propuestas campesinas pero nunca hubo respuesta.