Caso documentado por John Jairo Rojas Millán, 2013;
Ricardo Andrés Sánchez, 2012
Entre marzo y junio de 2012 los cacaoteros realizaron varias marchas y protestas a nivel nacional, regional y local, para que el país se enterara que el cacao no era un tema dulce sino muy amargo. En dos meses “el kilo de cacao se pagaba a $5.700 y hoy a menos de la mitad, $2.800. “Yo vendía cacao hace 8 años a 6.300 pesos por kilo en Bucaramanga a gringos y hoy (julio de 2012) lo vendo a 2000 pesos y ya no lo exigen seco, sino tostado y aparte nos descuentan el 3% como cuota cacaotera”, afirmaba un productor campesino.
En el marco de una reducción internacional del precio, producto de la estabilización política de Costa de Marfil que aporta el 35% de la producción mundial, se juntaron una serie de problemas de orden interno. En marzo de 2011 el precio del cacao interno se vendía 26% por debajo del precio internacional y las comercializadoras se estaban quedando con el excedente del precio. La ola invernal hizo que sus productividades fueran menores, afectando significativamente los ingresos de los campesinos; muchos solicitaban al gobierno nacional la condonación de deudas con el Banco Agrario de Colombia, debido a que el precio no les permitía cumplir las cuotas pactadas. El mercado del cacao en Colombia se divide entre la Casa Luker y la Compañía Nacional de Chocolates, únicas empresas compradoras de cacao, únicos importadores y exportadores del mismo. Este oligopsonio confiere un enorme poder sobre el mercado y los precios. Pero además, se dio en el país una entrada masiva de cacao de contrabando de Brasil y Ecuador que llenó las bodegas de dichas empresas. La competencia “desleal con la producción nacional y la permisividad del gobierno nacional con la utilización de subproductos como la cocoa para maquilar y vender chocolates de mala calidad en los supermercados de las grandes ciudades”[1] fueron denunciados. El inconformismo venía acumulado desde el Plan Nacional Cacaotero 2010 – 2020, pero fue desde la caída de los precios en enero de 2012 la que aceleró la protesta.
El movimiento cacaotero estaba dividido. Por un lado estaba la Mesa Nacional Cacaotera que impulsaba la marcha; por otro, la Red Cacaotera conformada por 40 organizaciones que no hacían parte de la mesa; otro sector era la Federación de Cacaoteros que se alejaba de las pretensiones de las organizaciones inconformes y presenta el tema como algo coyuntural solo basado en el precio. Otro grupo conformado por cuatro grandes organizaciones beneficiadas por programas de cooperación internacional y de programas nacionales, no participaba en ninguno de los grupos. Las dificultades para la unificación del movimiento tuvieron que ver con diversas formas en que se planteaban las demandas, las cuales superaban sesenta puntos diversos; los líderes de la Mesa consideraban que se debían concentrar en el precio, la comercialización y el crédito, pues si pedían muchas cosas se podía diluir el esfuerzo.
El sector del cacao generó según el Ministerio de Agricultura y Desarrollo rural –MADR- alrededor de 73.046 empleos directos y 58.436 empleos indirectos en el año 2011. Por ello ha estimulado más siembras de este cultivo, argumentando su carácter promisorio y ha planteado el Plan Decenal del Cacao, buscando que en 10 años el país duplique su extensión que hoy es de cerca de 150.000 ha.
La organización de la marcha en Bogotá, inicio con productores de los municipios de San Vicente, El Carmen, Rionegro, Cimitarra, y Landázuri en el departamento de Santander y contó con un grupo organizador que hizo extensiva la invitación a los comerciantes, campesinos, productores y transportadores de Santander y otros departamentos, bajo la consigna “este es un problema que nos atañe a todos”. En Bogotá la marcha avanzó por la carrera séptima desde el parque Nacional hasta las instalaciones del Ministerio; una vez allí con letreros, arengas y pitos realizaron una protesta pacífica presionando por una negociación con la Mesa. En el marco de las negociaciones los cacaoteros encuentran con preocupación sobre los vínculos e intereses comerciales de varios funcionarios con las empresas que manejan el oligopolio del cacao.
Para el 24 de marzo de 2012, se realizó el Consejo Nacional de Cacaoteros con importantes compromisos: “Se lograron importantes compromisos, con el Ministerio de Agricultura, como el hecho que el cacao será el único cultivo priorizado en el Plan Decenal Agropecuario; habrá inclusión de proyectos cacaoteros en el Sistema Nacional de Regalías por $62 mil millones; promoción internacional del chocolate fino en las ferias de Perugia (Italia) y París (Francia); se anunció un combate frontal al contrabando y control a las importaciones de cocoa”[2]
Por parte del gobierno se anunció más recursos para combatir la Monilia, enfermedad del cacao, destinando $25.000 millones de los cuales 6.000 millones irían para el departamento de Santander. A pesar de tales anuncios las cosas no funcionaban para los agricultores, los cuales decidieron realizar una marcha el 16 de abril de 2012. Un buen número de productores salieron de San Vicente de Chucurí hacia Bogotá en donde se abrió un nuevo diálogo y nuevos acuerdos. Los cacaocultores que no pudieron viajar a la capital se organizaron en sus municipios y marchaban reclamando a los alcaldes municipales.
Cerrando el 2012 la Mesa Nacional Cacaotera realizaba acercamientos con la Red Cacaotera, para articular sus demandas. Aunque seguían en diálogos con el Gobierno por el tema de los embargos a las fincas, se prepara otra movilización para 2013.