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Caso documentado por Carlos Julián Ramírez Gómez en 2011 y Marta Lucía Peñuela en 2010 

Esta marcha que también se denominó Antifarc tuvo un claro carácter urbano e incluso de alcance internacional fue un hecho relevante por la magnitud de convocados que alcanzó.  A ello contribuyó, sin duda, el apoyo que tuvo de las entidades oficiales y también privadas que no solo impulsaron sino que dieron permiso a sus empleados para que participaran en ella. Igualmente colegios y universidades se unieron activamente no programando clases.   La marcha contra de las FARC nació como un foro en Internet que se dispersó por más de 183 ciudades, en Colombia y en países de los 5 continentes.[1] A ella acudieron cerca de 13 millones de colombianos en un proceso que se inició en un grupo de la red social de Facebook y que luego utilizó múltiples herramientas virtuales de comunicación e información. La red permitió que más de 1650 personas en distintas ciudades, se encargaran de organizar la acción más sentida de repudio y rechazo del mundo entero contra las FARC[2]. Esta AC surgió como iniciativa ciudadana de un barranquillero, quien, según entrevista de El Tiempo, al ver frustrado el primer intento de liberación de Clara Rojas y Consuelo González, el 4 de enero de 2008 creó un foro en la página web de Facebook para invitar a sus amigos a que se juntaran al grupo virtual que él denominó: "Un millón de voces contra las FARC".

 

El foro virtual se convirtió en una propuesta para que se hiciera la marcha y protesta en contra de las FARC. La gente encontró una buena razón para seguir al grupo. En este caso, desde la aportación de la “indignación selectiva” de los miembros que marcharon ese día, los seguidores coincidían en un desafío colectivo, el cual consistía en atraer la atención del gobierno y en especial de este grupo armado y reclamar en cierta forma la seguridad del Estado colombiano manifestando el repudio contra las acciones de las FARC[3]

 

Sobresale de esta experiencia la gran cantidad de personas y especialmente la participación de la clase media en esa demostración de indignación. La gente acudió con una camiseta blanca como distintivo especial. Esta marcha se dio en medio de la polarización política que se exacerbó durante los ocho años del gobierno Uribe. De hecho en el transcurso hubo la discusión si era una marcha por la paz, lo cual suponía una crítica a todos y diversos actores armados que estaban alimentando la guerra o si era solo una marcha contra las Farc. Para un mes después, 6 de marzo, desde la izquierda democrática se hizo una convocatoria de apoyo a las víctimas de los grupos paramilitares y de los crímenes de Estado.

 

 

 

 

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