Caso documentado por Carlos Andrés Pallares, 2010
El Campamento Refugio Humanitario (CRH) “se inicia el 29 de abril de 2009 en la vereda Caño Tomás, frontera con Venezuela, en lo que fue catalogado como un movimiento de resistencia pacífica que congregó a cerca de 200 personas, en su mayoría campesinos e indígenas de la etnia Motilón-Barí con asiento ancestral sobre estos territorios provenientes de 7 veredas. La organización estuvo a cargo de la Asociación de Campesinos del Catatumbo ASCAMCAT, que tiene una trayectoria en la zona de cerca de 5 años en procesos de organización campesina y tuvo acompañamiento de organizaciones internacionales. Uno de los aspectos más sensibles vendría a ser el tema de las fumigaciones que se sustentaban en los planes de erradicación manual y asperjada de los cultivos de coca y la ausencia de proyectos de sustitución que habían sido prometidos por el gobierno para conjurar las marchas cocaleras que se venían gestando desde el 2008. A ello le sigue la reclamación por el derecho al territorio ante la irrupción de las diversas compañías de explotación minera en la que particularmente los indígenas, veían una intención de expropiación de sus tierras amparadas por la ley como territorios colectivos. Esta sospecha tiene su sentido en la experiencia de la comunidad Motilón que vio reducir dramáticamente su territorio merced del avance de la Colombian Petroleum Company COLPET cuando se inició la denominada Concesión Barco, a comienzos del siglo pasado.
Dadas las difíciles condiciones en que se llevó a cabo esta experiencia, el espacio se agotó y el refugio se dispersó luego de casi un año de haberse constituido, quedando en el aire una serie de acuerdos que se rompieron al no poder articular unos niveles de interlocución adecuados con el gobierno departamental principalmente. Los gobiernos municipales por su parte asumieron un papel muy discreto alegando falta de recursos y en cambio sí se produjeron situaciones muy tensas con la irrupción de militares a la zona del campamento lo cual fue visto por los campesinos como una clara agresión a la iniciativa que terminó por profundizar las tensiones. Meses después de haberse desmontado el CRH, varios de sus líderes fueron detenidos bajo imputaciones de rebelión y terrorismo proceso que precluyó por falta de pruebas”.