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Caso documentado por Miguel Ángel Barragán, 2009

 

No solo hay que tomar agua, sino tomar conciencia fue el lema de una campaña que desarrollan en San José de Cúcuta, Norte de Santander, adelantada por jóvenes estudiantes que realizaban sus estudios en la Universidad Francisco de Paula Santander, principal centro académico público de la ciudad. Un grupo de estudiantes, luego de una experiencia de activismo nada afortunada, deciden orientar sus esfuerzos hacia un problema que no desencadenara violencia y que generara un impacto positivo a la ciudad. Así deciden emprender un trabajo ambiental a partir del Río Pamplonita.

 

A la par que se trabajaba se iban consolidando relaciones de reciprocidad, cooperación voluntaria y compromiso, que poco a poco generó expectativas en los jóvenes que apenas observaban y que luego se convirtieron en protagonistas del proceso. En un primer momento, a finales de la década del noventa en la facultad de Ciencias Agrarias y del Ambiente un grupo de jóvenes inquietos provenientes del campo empezó a proponer ideas para el mejoramiento de procesos de prácticas universitarias y manejo de recursos naturales. Con el paso del tiempo, el grupo se amplió más allá de su facultad y comenzó a participar en ferias, festivales de ciencia en la universidad y en otras universidades; se pensaba en desarrollar proyectos para generar nuevas oportunidades de trabajo y nuevas oportunidad de fortalecer su formación profesional, así como escenarios para promover una conciencia individual y colectiva frente a la situación del planeta.

 

En el marco de elecciones para gobernadores, alcaldes y concejales para el período 2008-2011 el grupo recibe una propuesta de aspirar al concejo del Municipio de Cúcuta apoyando a una de sus candidatas, que luego sería alcaldesa municipal. El grupo se reúne y acepta el ofrecimiento, pensando en la oportunidad de poder desarrollar algunos proyectos ambientales y tener una remuneración por ello. Una de las iniciativas que emprendieron fue la de recuperar, mejorar y mantener el Río Pamplonita. La reacción positiva con instituciones públicas y privadas y con las comunidades rurales fue fundamental para ese proceso. Mantenían eso si la preocupación por mantenerse solo en ese campo de acción con la expectativa de probar que la política podía funcionar para beneficiar a la comunidad y ayudar al planeta.

 

Para blindarse frente a los diferentes actores que quisiera aprovechar en sus beneficio esta iniciativa, buscaron estar siempre acompañados en las reuniones, evitar negociaciones individuales y así fueron construyendo un espacio de confianza. La alimentación y el transporte que les daban sus familias se convirtió en un subsidio para poder avanzar en la campaña. En torno al río descubrieron un tesoro invaluable. Compositores, poetas y cantantes que siempre le han escrito frases armoniosas al Río Pamplonita, cuando se enteraron de esa labor y de las propuestas de trabajo para mejorar y recuperar el Río Pamplonita se unieron incondicionalmente al proyecto. Así se organizó un evento llamado Artistas Unidos por el Río Pamplonita el cual albergo más de quince artistas, entre ellos grupos musicales conformados por estudiantes y por artistas de la calle y logro la asistencia de más de dos mil quinientas personas,. Este evento fue apoyado por los medios de comunicación locales que se interesaron por el cubrimiento y desarrollo de la actividad.

 

Después del éxito de ese evento, llegaron aspirantes a la Cámara a ofrecer ayudas que jamás se aceptaron por ética pero que generaron discusiones internas. Las elecciones dieron cuenta de un inesperado apoyo por parte de los votantes y por ello la campaña de la candidata entrego un millón de pesos para hacer efectivo el pago de los votos. Como no había compra de votos ni de conciencias, el dinero se invirtió en una buena y merecida cena y para formalizar el grupo de manera que pudiera generar y ejecutar proyectos de interés ambiental colectivo.

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