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Caso documentado por Carolina Berrocal, 2010

Los conflictos de los pobladores con las empresas mineras no se dan solamente con aquellas de grandes capitales y de orden transnacional sino también con empresas medianas y pequeñas. Es el caso de dos areneras en el Municipio de El Espinal, Tolima, en las veredas del sector de La Morena, que están a 10 km del casco urbano del municipio de El Espinal en la vía que comunica a este con Coello. Las areneras están a cargo de empresarios privados cuyo permiso para el aprovechamiento del material del Rio Coello, fue otorgado por medio de Cortolima. Estas empresas no cuentan con políticas definidas de interacción con la comunidad, sólo pequeñas acciones que responden a solicitudes de los pobladores canalizadas por medio de los presidentes de las JAC. Las empresas utilizan las vías veredales por donde transitan las tractomulas que transportan el material extraído.

 

El deterioro de estas vías provoco una protesta de la población afectada que incluyo además de la pavimentación de la vía, la vinculación de personal de la zona en las labores de la empresa, pues las empresas llevan personal foráneo desconociendo la participación que pueden dar al personal de las veredas quienes sienten con todo rigor la presencia de la empresa y las implicaciones ambientales de la misma. «Las ganancias no se reparten y nada queda en la región, salvo la sobreexplotación, la contaminación, la pérdida de diversidad biológica y cultural y, por supuesto ,la pobreza» (Center, 2007, pág. 113), La exigencia de pavimentar la vía, estaba  relacionado con el uso de las empresas en los carreteables y a la vez en la posibilidad que vislumbró la comunidad de conseguir recursos para adecuar las vías ya que la administración del municipio no cuenta con los recursos para realizar esta obra.

 

Las Juntas de acción comunal de cada vereda asumen la organización de la protesta y solicitan apoyo a las demás juntas del municipio. Una experiencia negativa de protesta en otra ocasión, asociada a la muerte de un líder de la vereda como un acto represivo frente a las manifestaciones, generaba ciertos temores en el colectivo. Pese a ello, se procedió a taponar las vías con palos y piedras paralizando las actividades de las empresas, pero estas procedieron a usar una vía alterna en construcción, que corresponde a la doble calzada Bogotá Ibagué, evadiendo el bloqueo de la comunidad. La comunidad solicito entonces a la concesionaria de la doble calzada, negar el tránsito de personal y de los vehículos, para evitar que también esa vía se viera bloqueada.

 

La instancia a la que recurrieron tanto las empresas como la comunidad para llegar a un acuerdo, fue la administración del municipio como garante de objetividad entre las partes y como mecanismo conciliador que permitiera la superación de la crisis que se había producido. En cabeza del alcalde de El Espinal, la personería del municipio, los secretarios de gobierno y planeación, se organizó una mesa de conciliación y de trabajo para llegar acuerdos y obligaciones de las partes en torno a la vinculación de personal de la vereda en las operaciones de las empresas, el reparcheo en las zonas críticas de la vía intermunicipal Espinal – Coello y la adecuación de algunos carreteables interveredales.

 

Lo más crítico del proceso fue la logística y la coordinación necesaria para mantener la acción. Pocas personas de la comunidad estaban dispuestas a pasar la noche en los puntos elegidos para realizar el bloqueo, lo que provocó discusiones internas e inconformidades entre la misma población. De igual forma, la falta de comida y la negación por parte de las empresas vecinas de apoyarlos con algún tipo de alimentos debilitó por algún momento a las personas que de forma activa estaban participando en la acción colectiva.

 

La conclusión que dejó esta acción dentro del área, más allá de los acuerdos entre las partes involucradas fue la importancia de la coordinación, de la unión a pesar de los conflictos internos como recursos valiosos para darle fuerza a este tipo de acciones reivindicatorias. La comunidad que se demostró a sí misma y a las empresas vecinas, que tiene voz y voto y que están en una posición activa y crítica.

 

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