Caso documentado por Diana Guerrero, 2012
“A Barbacoas le robaron todas las riquezas de las entrañas de sus playas y las profundidades de sus aguas cristalinas del rio Telembi. Con el oro se llevaron todo y les dejaron a los hombres, mujeres y niños tan solo hambre, enfermedades, y lo más indignante, una carretera que es la vergüenza más grande del Departamento de Nariño”[1]. La mayor preocupación de sus habitantes es que han sido cerca de 30 años del deplorable estado de esta vía, donde cada kilómetro se ha convertido en el emblema del aislamiento social, la corrupción político-administrativa, la ausencia de los entes de control estatal, el desempleo, la desnutrición infantil, la falta de alcantarillado y la contaminación medio ambiental por causa de la explotación minera con mercurio.[2] Fundada en 1.616, Barbacoas fue un importante centro minero, polo de actividades comerciales y puerto fluvial, puerta de entrada de todo venía por el Pacífico, que subía por el río Patía hasta al río Telembi y luego por vía terrestre al interior.
Para los barbacuanos la pavimentación de la carretera significa desarrollo. “Barbacoas está aislado, tiene unos espejos de agua hermosos, somos una parte pudiente no solo del departamento si no del país, pero como no tenemos carretera no puede ningún turista ninguna persona ir hacer inversiones a Barbacoas. Nos abandonaron tanto que nuestros niñas y niños mueren por desnutrición.”[3] (Luz Marina Castillo, 2000XX). Una carretera les permitiría vender lo que producen, sus sitios turísticos, su cultura y se generarían nuevas fuentes de trabajo que dignifiquen a los pobladores de este municipio.
Cuatro contratos de pavimentación de la vía desde 2003 que por diferentes razones no se han cumplido, deja solo 17.1 Km arreglados y 38.3 sin pavimentar. En 2009 se prometieron nuevos recursos para culminar la vía esta vez adjudicado al Ministerio de Defensa, Ejercito Nacional como ejecutor, sin que tampoco las obras comenzaran. Por eso, el 27 de junio de 2011 “casi trescientas mujeres de la población de Barbacoas decidieron abstenerse de su vida sexual para protestar por el abandono estatal de la única vía que comunica al pueblo con el resto del país. A este movimiento ellas mismas le llamaron el ‘Movimiento de las piernas cruzadas’.[4]
Este proceso nace en el marco de un proceso de capacitación con madres fami, madres del programa familias en acción, mujeres líderes y la comunidad en general en temas de política de género y equidad. Luz Marina, su líder, cuenta que un día alrededor de un chontaduro con café se generó una tertulia donde se empezó a discutir y analizar cuál era el problema más grande de Barbacoas. Allí salió el tema. El movimiento desde el inicio tenia claros sus objetivos: lograr que el estado invirtiera los recursos necesarios para pavimentar la vía Junín-Barbacoas y defender el derecho a la dignidad de las mujeres y los hombres de Barbacoas. Se buscaba evitar que más personas murieran mientras las trasladaban en busca de atención médica oportuna. Para Angie Esperilla, estudiante cuyo tío falleció cuando era trasladado de urgencia a otro municipio. El movimiento vio en la abstinencia sexual una forma de protesta que como lo manifiesta Rubilolay Cabezas una de las manifestantes en “no tener sexo para no seguir pariendo hijos en las condiciones tan deprimentes que vive el pueblo barbacoano.”[5]
El movimiento empieza a convocar a la comunidad de Barbacoas, en especial a las mujeres, argumentando que “el estado es el primer infractor de los derechos humanos”. El compromiso de las mujeres fue total y respetaron su pacto. Inicialmente la actitud de los hombres fue de burla y rechazo. Sin embargo, lo que las mujeres estaban haciendo era reclamándoles que por más de 20 años ellos no habían logrado resolver la cuestión de la carretera. Finalmente ellos entendieron realmente el objetivo y la verraquera de sus mujeres y se unieron a la protesta haciendo una huelga de hambre en el parque principal que duró 48 horas. De los 350 integrantes que se reportan 300 son mujeres y 50 hombres.
En la primera semana de protesta el movimiento fue cubierto por los medios de comunicaciones regionales, nacionales e internacionales que especularon sobre la forma de protestar y lo trataron con morbosidad inicialmente. La protesta duro cerca de tres meses y culmino después de realizarse una mesa de trabajo presidida por el Instituto Nacional de Vías en Colombia y el compromiso de iniciar la pavimentación de los primeros 27 Km. para el 11 de octubre del 2011 con la ayuda del ejército[6]. El Ministro se comprometió con la obra y destacó el hecho de que la protesta no había afectado la transitabilidad en la zona y el 11 de octubre se presentó para colocar la primera piedra como un acto del inicio oficial de la pavimentación de la carretera. El dos de diciembre las obras se paralizaron por problemas de contratación de materiales que gracias a la veeduría de las mujeres se reanudo pronto. Los recursos sin embargo solo alcanzan para una parte de la carretera dejando por fuera 30 kilómetros. Para resolver esto, 5 de marzo de 2012 decide hacer una huelga de hambre de tres días y convocó a una movilización en el día internacional de la mujer trabajadora denominada “la Marcha del Silencio por la Dignidad del Pueblo Barbacoano”. También recaudara 50.000 firmas de nariñenses para solicitar al gobierno nacional los recursos adicionales. Han estado en la Plaza de Bolívar en Bogotá haciendo sentir su voz de rechazo, se reunieron con la bancada parlamentaria de mujeres en el Congreso de la República y asistieron a una sesión de la plenaria del Senado de la república donde se encontraron que “ni siquiera los parlamentarios nariñenses estuvieron en la plenaria o nos preguntaron si necesitábamos algo; definitivamente en este país los ciudadanos son indispensables solo cuando hay elecciones para poner a unos pocos ricos en el poder de la corrupción” (Castillo, 2012).