Caso documentado por Farid Prado Campo, 2011
El hecho de vivir tan lejos del resto del país, de los centros más importantes de comercio, de educación y de los espacios de construcción de política pública y de desarrollo, provocó entre algunos pobladores, integrantes de 400 familias, a organizarse como una asociación de productores para enfrentar como grupo las adversidades que les impone el contexto en el que se desenvuelven, como por ejemplo facilitar los espacios de comercialización de los productos y buscar mejores de condiciones de vida de sus asociados. Esta es la Asociación de productores del medio Atrato - Aplameda.
Este municipio está ubicado en el Departamento del Chocó y tiene las siguientes características:
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Tiene una extensión de 3.546 km2, de acuerdo al censo de 2005 tiene 9941 habitantes.
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Las principales actividades económicas son la explotación de minerales, la pesca y las actividades agrícolas
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El 95% de la población tiene necesidades básicas insatisfechas o se encuentra en condiciones de pobreza, especialmente en el área urbana.
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Desde el año 1998 se desplazaron 2774 hogares, registrando el pico más alto en el año 2002 y manteniendo un ritmo cercano en entre 2003 y 2005, de acuerdo con las cifras presentadas por la Acción Social.
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Los servicios de educación pública se ofrecen en tres instituciones educativas y dos centros de educación rural, el 50% la población sabe leer y escribir;
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Cerca del 100% de la población tiene afiliación al sistema subsidiado de salud, aunque según la información contenida en esa ficha, el municipio no cuenta con certificación en salud.
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la cobertura de vacunación de menores de un año es del 46%.
De acuerdo con lo expresado por Freddy Romaña, miembro de la Junta Directiva y asociado de Aplameda “…en esta zona la producción de plátano es muy abundante, pero el problemas grande es su comercialización, la producción no se lleva a cabo de forma organizada y se necesita orientación para ello…”
La asociación de plataneros del medio Atrato - Aplameda, nació en el municipio de Bojayá en el año de 2005; está conformada por 400 familias desplazadas, dedicadas a la producción agrícola, especialmente el plátano, aunque en sus parcelas tienen productos como el maíz y otros productos de pan coger. En el año 1996 hubo un primer intento desde la alcaldía municipal para asociar a los productores de plátano y mejorar las condiciones de comercialización, lo que motivo de manera importante a toda la población, pero este esfuerzo quedó en las manos de la politiquería y no prosperó como un proyecto serio y con resultados en el tiempo. Así que después del fuerte proceso de desplazamiento que se dio en el municipio, la misma comunidad, liderada por quienes habían participado en el primer proceso, tomó la decisión de darle un segundo aire a la idea de una asociación de plataneros en el medio Atrato, esta vez con un propósito claro de contribuir al restablecimiento socioeconómico de la comunidad del municipio de Bojayá, mediante el mejoramiento de sus ingresos a partir de la organización de la producción y la comercialización de plátano.
Desde la década de los noventa, la comunidad hizo peticiones a las autoridades municipales para la conformación de una asociación de productores, y cuando se conformó por decisión administrativa, se hicieron muchas asambleas que a pesar de no tener resultados concretos dejaron en la mente de quienes participaron, que ese era un camino para buscar mejores condiciones de vida para la comunidad. Cuando se reinició el proceso en 2005, las asambleas han sido los espacios donde la comunidad, especialmente los asociados actúan colectivamente. Si bien siempre ha existido un liderazgo, que ha convocado a los asociados a participar activamente, las asambleas son los espacios donde Aplameda se construye permanentemente, es ahí donde se identifican las necesidades de la comunidad, se construye el camino a recorrer y la forma en que se deben abordar las dificultades.
En estos procesos se ha hecho fortalecimiento institucional de la asociación y fortalecimiento de las capacidades productivas de cada uno de los asociados, donde ellos han recibido capacitaciones en manejo de los suelos, organización del proceso de producción, promoviendo la agricultura saludable, asistencia psicosocial para aliviar el trauma del desplazamiento, definición de estrategias para mejorar la participación en el mercado Quibdó, y apoyo para lograr acercamientos con el mercado de Uraba en las condiciones que este exige.
Bajo este escenario está trabajando Aplameda, con una capacidad instalada y con un capital de trabajo que le permite comprar periódicamente la producción de cada uno de los asociados, para llevarla a los centros de comercio de Quibdó y venderla a precios que brinden la posibilidad de sostener los costos de la asociación y trasladar los beneficios a la comunidad.
Como todo proceso, se han tenido muchas dificultades, no ha sido fácil para la asociación alcanzar los logros que se han mencionado, y sobre todo, sostenerse como estructura administrativa a partir de las actividades propias de la comercialización del plátano; ella ha sido el centro de acopio de muchas de las dificultades de los asociados cuando trabajaban de manera individual, como por ejemplo, los costos de los insumos de la producción, los procesos de negociación con los clientes que compran el plátano al por mayor, sobre todo por el incumplimiento en los pagos, en algunos casos los precios a los que estos clientes compran están sobre el nivel de punto de equilibrio de la asociación, lo que impide que se haya una acumulación de excedentes que se puedan trasladar en beneficio de los asociados en sus distintas formas de acuerdo a los lineamientos de los estatutos; del mismo modo, el clima también ha afectado el desarrollo normal de las actividades de la asociación, puesto que se han perdido hectáreas completas de siembra por el invierno que afectó el año pasado la región y el país en general.
Estas dificultades han impedido establecer contratos con empresas comercializadoras de Plátano en Urabá, puesto que estas exigen entre sus cláusulas envíos de volúmenes altos de producción periódicamente, ante lo cual Aplameda no está preparada aún, desde lo financiero, técnico y lo operativo.
Hermógenes, uno de los asociados, para quien “El territorio es lo que nos da de comer, porque una de las frases de APLAMEDA dice que comer es primero, por eso el territorio es la vida para la gente del Bojayá…”; estos argumentos se sustentan en que la población en este municipio ha sido desplazada en varias ocasiones y así mismo ha retornado a sus tierras, lo que marca un fuerte apego por el territorio donde producen; Además para ellos el rio también es parte de su territorio. Desde esta concepción de territorio se crean los incentivos más importantes para actuar colectivamente entre las comunidades del Rio Bojayá, y tal como lo definen en su propósito central de restablecer los tejidos productivos que fueron lesionados por presencia de actores armados que deshumanizaron la guerra en la región.
Con Aplameda actuando de manera activa, la comunidad tiene otra mirada de sí misma frente a los retos, más que restricciones, que le impone el contexto natural, social, económico, político e institucional, en donde esa misma organización debe promover la mirada de los diferentes sectores público y privado, para que la gama de oportunidades sea mayor y se generen procesos para el mejoramiento de las condiciones de vida de la comunidad. Aún falta mucho camino por recorrer para que desde esta organización se muestren resultados sostenidos en el tiempo y para alcanzar los objetivos que la comunidad se trazó desde un comienzo, pero el camino recorrido fortalece la motivación y la acogida de la comunidad para sostener la asociación.