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Caso documentado por Paulo Lemus, 2009

Pequeños productores de leche del sector de Novilleros en Ubaté conformaron Asogain, con la finalidad de mejorar las condiciones de comercialización del producto, a través de mayor calidad y mejores precios. Son 40 socios quienes a través de un crédito de recursos Finagro adquieren un tanque de enfriamiento de una capacidad de 20.000 litros, lo cual les da un mejor precio. Además de la leche producida por los socios, Asogain compra leche a otros productores, ofreciendo un precio más favorable, en comparación con los intermediarios tradicionales.

 

En la misma zona tiene su planta de lácteos Alquería S.A., una empresa industrial que busca leche de buena calidad a bajos precios. Las relaciones entre Asogain y Alquería han sido de tipo proveedor-comprador, los precios de la leche están regulados, así como también el pago de primas extras por concepto de calidad. Sin embargo, en la región no existe un laboratorio diferente al de la industria, que coteje los análisis de la calidad del producto y, en ocasiones, leche de buena calidad es castigada en precio sin que haya un medio de verificación.

 

En Ubaté la actividad principal es la ganadería de lechería especializada ganado de raza Holstein, con un promedio de producción de 14 litros/litros/vaca/día. La producción de leche es recogida en las fincas por los intermediarios quienes la transportan a las diferentes plantas procesadoras, donde se analiza la calidad del producto y, de acuerdo con unos parámetros establecidos, se rechaza, se acepta o se premia al vendedor con un sobreprecio.

 

A partir de agosto de 2008 las directivas de la planta procesadora deciden no volver a comprar leche a la asociación y anuncian que sólo comprarán la leche en forma individualizada, con lo que se golpea directamente la viabilidad de la asociación; la decisión pone fin a los beneficios económicos obtenidos por el diferencial de precios y compromete el pago de las cuotas del crédito adquirido con el Banco Agrario para la adquisición del tanque de enfriamiento. A esta situación se suma la sobreoferta de leche en la región causado una caída en los precios pagados al productor.

 

Una primera reunión se lleva a cabo a finales de agosto en las instalaciones de la planta; a ella asisten el presidente de Asogain, la representante de ANALAC y el gerente de la planta. A pesar de diversas propuestas de acuerdo al final esto no es posible y se termina la reunión sin ninguna solución al problema. Ante la proximidad de la fecha límite impuesta por la planta, Asogain reúne a todos los ganaderos que le venden su producto y se compromete con ellos a asumir con sus propios recursos la compra de la leche, a un menor precio que el del mercado, a cambio de que los ganaderos no vendan a la planta. Esta propuesta no es vista con buenos ojos por algunos pues implica una disminución importante en el precio por un tiempo indefinido y pone en riesgo la rentabilidad de su actividad económica. Finalmente se acuerda que Asogain pague a los ganaderos un menor precio por su producto durante un tiempo máximo de un mes; después de este tiempo, si la situación persiste, los ganaderos podrán vender la leche a quien ellos decidan.

 

La Asociación hace contacto con escuelas veredales y el ancianato y entrega la leche para el desayuno de niños y ancianos; convocan a una reunión en la plaza un día de mercado e informan a todos que están siendo objeto de una injusticia por parte de la planta y que no piensan ceder. El día de mercado se caracteriza porque llegan al municipio todos los grandes hacendados que viven Bogotá por lo que esta acción cuenta con un auditorio bastante numeroso y que además, tiene una importante capacidad de gestión. Gracias a esto, se establecen contactos con otra planta, Doña Leche, quienes aceptan absorber la producción al precio del mercado, siempre y cuando cumpla con los estándares de calidad y un volumen mensual determinado. El lunes siguiente se sientan a la firma del nuevo contrato y a partir del día siguiente la situación se normaliza.

 

Durante la semana que Asogain asumió la compra del producto con sus propios recursos se perdió dinero, pero se sentó un precedente en la región, por ser la primera vez que los productores organizados hacen frente a la decisión unilateral de una planta procesadora; esta, a su vez, perdió un volumen importante de producto con lo que redujo su participación en el mercado.

 

En la región no existen asociaciones de gran envergadura, sólo algunos grupos asociativos de mujeres tejedoras, de pescadores de la Laguna de Fúquene y de productores de papa, pero no hay un diálogo entre ellos, ni tienen un reconocimiento real como grupo cohesionado y con capacidad de gestión. Son grupos que han tenido su origen en diversas iniciativas gubernamentales y de ONG hacia el apoyo y subsidio de algún producto específico que no siempre tienen continuidad.

 

Los miembros de Asogain tomaron como referente experiencias del pasado en otros sitios del país, en las que la misma industria decidió botar la leche antes de entregarla a bajo precio en una temporada de sobreoferta, que comúnmente se llama “enlechada”. Sin embargo, su origen campesino no les permitió botar la leche y por eso decidieron regalarla a niños y ancianos en lugar de permitir que la planta impusiera sus condiciones. Para evitar que se repita este tipo de situaciones, se gestionó la implementación y acreditación de un laboratorio que analice la calidad de la leche, que sea neutral y cuyos resultados sean aceptados tanto por la industria como por los productores. Sin embargo, esto requiere de una inversión importante y de la acreditación de un ente neutral que realice dicha labor. En todo este proceso la administración municipal no tomó participación alguna.

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