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Caso documentado por Daniel Ricardo Calderón, 2010

La asociación de prestadores de servicios ecoturísticos de Guicán y El Cocuy, Aseguidoc, se creó en 2008 y está conformada actualmente por veintiséis  personas entre ellos siete mujeres y diez y nueve hombres, entre 17 y 59 años. El número de visitantes por año asciende a más de 8.000 personas dejando en la región considerables ganancias económicas a las comunidades, pero al mismo tiempo grandes impactos ambientales y sociales.

 

Con la llegada de los visitantes, las comunidades ubicadas en los diferentes sectores y entradas a la Sierra Nevada del Cocuy, empezaron a ver en el turismo una opción económica a la cual se podían dedicar en los meses de verano, justo cuando no hay cosechas y actividades agrarias que hacer. Por esto de manera individual empezaron a prestar servicios de alojamiento, alimentación y guianza. De esta manera empieza un ejercicio de ecoturismo bastante incipiente, bajo de calidad y de representación institucional, en donde cada uno de los prestadores de servicios competía con sus vecinos.

 

Cuando empieza a llegar tanto turista, también llegan muchos problemas, empiezan a aparecer personas de los pueblos que de un momento a otro son guías o arrieros sin siquiera conocer bien la Sierra… además entre nosotros mismos nos peliábamos por los turistas, unos lo hacían de forma más descarada porque regalaban prácticamente el trabajo y muchas veces lo hacían de pura envidia para quitarle a uno los clientes…Entre unos pocos de la comunidad del sector de Sejezano, El Tabor, La Cueva y El Mortiño, pensamos que lo mejor era hacer una asociación que evitara a los piratas. Además Parques nos decía: o se organizan o concesiono el Parque (Entrevista a Alfredo Correa)[1].

 

A medida que avanzaba el ejercicio, las comunidades empezaron a ver que tenían objetivos y metas comunes. Además, identificaron que el turismo es un arma de doble filo: por un lado traía aparentemente beneficios económicos, pero también causa grandes impactos sobre el medio ambiente y dentro de la comunidad si no se da un trabajo coordinado, eficiente y de calidad. Con ayuda y orientación en la parte legal por parte del PNN El Cocuy, se crea ASEGUICOC, una comunidad de prestadores netamente de origen campesino representados y unificados por vez primera por una organización legalmente constituida, que parte de la conservación de los recursos para promover un destino llamativo para los visitantes.

 

Esto cambia su visión tradicional productiva hacia una nueva ruralidad, basada en la apropiación de la cultura y el paisaje como fuente primordial para el desarrollo del ecoturismo, el cual empieza a exigir un trabajo mancomunado, debido a la falta de experiencia que debe responder a las necesidad y exigencias del visitante que cada año aumenta.  Se resalta la amplia participación de las mujeres y niños, que adquieren responsabilidad y participación mayor de la que tenían tradicionalmente.

 

La identidad cultural juega un papel importante para el desarrollo del ecoturismo, ya que es a través de ella que se refleja una prestación de servicios con simbologías campesinas, la ruana y el sombrero, junto a las coplas y la música “carranga” son identidades inmersas en la forma como atienden y venden sus productos.

 

En términos organizativos, hay dificultades para la asistencia a las reuniones y se requiere una participación más continua y critica. Las decisiones tienden a estar sujetas a los “más estudiados y preparados” dejando de lado la opinión de quienes tienen poca preparación académica.

 

En el año 2009, la Unidad Administrativa Especial del Sistema de Parques Nacionales Naturales de Colombia, UAESPNN, con su política “Parques con la gente” encontró como un incentivo solidario entregar la concesión de la prestación de servicios ecoturísticos comunitarios de la Sierra Nevada del Cocuy a esta asociación, hasta el año 2019. ASOGUICOC tiene ambiciosos objetivo dentro de la concesión: administrar y prestar los servicios de alimentación, hospedaje, guianza, alquiler de caballos, trasporte, productos artesanales y demás inherentes a las actividades del ecoturismo, ofertar planes ecoturísticos, promover un ecoturismo dirigido y organizado, garantizando la sostenibilidad del paisaje y los recursos naturales, promover la participación comunitaria de los habitantes del área de influencia en entorno al ecoturismo y el rescate de los valores culturales, capacitar a los asociados en un programa de agroecología, prestación de servicios ecoturísticos, primeros auxilios y rescate, motivar a los socios en la integración social y comunitaria.

 

Con dos años que llevan de concesión, han faltado recursos, la motivación y disposición de los miembros de ASEGUICOC para conseguirlos. Hasta ahora han atendido la administración de la Cabaña Sisuma, dejando de lado otras necesidad que consoliden el óptimo desarrollo del ecoturismo, como la capacitación, la ampliación del número de socios, la mayor participación de mujeres y otras necesidades de la comunidad diferentes al ecoturismo.

 

Los oficios de las mujeres dentro de la asociación están representados por la administración de la cabaña, la preparación de alimentos y hacer artesanías; la atención al cliente es mejor prestada por las mujeres. Según María Antonia Riaño, “en la temporada alta de ecoturismo muchas veces nos acostamos a la media noche y es en la madrugada que nos levantamos a empezar a hacer los desayunos, es un trabajo muy duro, pero solo basta con trabajar en las temporadas altas para tener de qué vivir todo el año. No hay mujeres guías, porque ninguna se le mide, además ningún hombre se le mide a la cocina. Como dice mi mamá, “los hombre en la cocina huelen a caca de gallina.”

 

La concesión que lleva más de un año, exige mayor integración de la comunidad. El trabajo en equipo exige unas responsabilidades y asumir unas actitudes que deben ir más allá de los intereses personales. Los miembros de la asociación no solo se dedican a prestar servicios ecoturísticos, la gran mayoría solo dedica el tiempo de las altas temporadas a trabajar en el turismo. El resto del año, realizan sus actividades tradicionales productivas, las cuales están totalmente desligadas con la asociación y giran en torno al trabajo de la tierra, en donde se evidencian mayores conflictos, como la falta de legalización de sus predios, la ausencia de reglas, normas e instituciones que velen por el control de los recursos de uso común.

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