Caso documentado por Soraya Duarte, 2012
Las luchas que han tenido los campesinos del corregimiento de Llerasca y surgimiento de ASOPALLE como forma de organización recientemente nueva; en ese sentido, se presenta sus orígenes, formas de organización, sus repertorios y visiones como grupo socialmente constituido. Estas formas organizativas están encaminadas a evidenciar cómo a partir de la los lazos de solidaridad, autonomía y amor por la tierra se pueden transformar las formas de pensar y de actuar de la comunidad, construyendo sus identidades a través del arraigo a la tierra.
Se localiza en el corregimiento de Llerasca que hace parte de la subregión norte del departamento del Cesar en el municipio de Agustín Codazzi, en límites con la República Bolivariana de Venezuela, localizada al noroeste y sureste con el municipio de Agustín Codazzi que limita con la Serranía del Perijá. En ese contexto encontramos un grupo de usuarios a quienes por sus condiciones socioeconómicas y parentales se les ha denominado campesinos. Estos se conciben como un grupo poblacional concreto, se han encontrado históricamente en medio de procesos económicos-territoriales que han generado cambios temporales en sus modos de vida y sus modos de afrontar los problemas básicos de su existencia.
Cabe señalar las implicaciones que generaron las dos grandes olas colonizadoras creadas por los conflictos internos del país (guerras civiles entre los partidos conservadores y liberales). Estas dos olas colonizadoras, atrajeron en su mayoría santandereanos, boyacenses y en menor medida tolimense y huilenses, utilizando la Serranía como territorio de refugio ante las guerras bipartidistas, y replanteando así sus expectativas de vida social (Camacho 2010). Los grupos campesinos que habitaban la zona no escaparon de esta realidad del conflicto armado y desplazamiento forzado; simultáneamente también proliferaron las actividades agrícolas y cultivos lícitos e ilícitos que se dieron en la zona; estos trajeron consigo la violencia y el auge de las bonanzas que se dieron en el área de estudio. Entre las bonanzas de mayor importancia se encuentran las siguientes: Bonanza del algodón (60), Bonanza de la marihuana (70), Bonanza de la amapola (70-80) y Bonanza de la cocaína (90).
Dentro de las problemáticas que se evidencian por parte de los campesinos son muchas las quejas que van desde las autoridades ambientales que intervienen en la zona, el desplazamiento al que se vieron sometidos en la época dura de la violencia, falta de tierras para cultivar, el cultivo de la palma y la extracción de material de arrastre del río Casacará. Estas problemáticas los han llevado a denunciar a los palmicultores por los reservorios de agua y vertimiento de agro-químicos a las aguas del río. Otra problemática que aqueja a los campesinos es la de extracción ilegal de material de arrastre de Cañito Arena y Puente Amarillo.
En ese contexto surge un grupo que busca el arraigo y la lucha por la tierra, lo que ha llevado a algunos campesinos de la zona a organizarse como Asociación de Patios Productivos de Llerasca (ASOPALLE), esta asociación se conformó en junio del 2010 de la mano de Flavia Timote y Marta Zorrillo quienes al ver las necesidades que tenía la comunidad decidieron organizarse, teniendo en cuenta que la economía del corregimiento es simple y limitada en cuanto a la demanda de subsistencia y autoconsumo para sus familias. Así, Flavia argumenta que ASOPALLE, “(…) nació de la idea de que unidos hacemos más que una sola persona, después de que participamos en unas capacitaciones de la OIM[1] y el USAID[2], nos pellizcamos y dijimos aún hay cosas por las que luchar y fue cuando decidimos reunirnos, hablar los problemas de Llerasca y empezar a gestionar para mejorar las condiciones de este corregimiento olvidado”[3].
Aunque ASOPALLE es relativamente nuevo, se adscribe a esas luchas de reivindicación no específicas sobre el territorio. En ese sentido, deciden gestionar a través de la Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaria (UMATA) de la Alcaldía de Agustín Codazzi y el Servicio Nacional de Aprendizaje SENA la implementación de capacitaciones que les permitan tener pequeños sistemas de producción en sus patios para el autoconsumo. Este elemento de producción y autoconsumo se convierte en esa primera acción que los lleva a organizarse como asociación.
En ese sentido, la conformación de ASOPALLE como grupo social, con una acción marcada surge dentro de Llerasca a partir de una necesidad, esta hace resistencia a un sistema agrícola campesino que colapsa, pérdida de tierras para cultivar, desempleo, pobreza, desigualdad y la ausencia de políticas dentro del corregimiento que pueda contrarrestar la problemática. Por tanto, a partir de esta necesidad ASOPALLE surge como una forma de protesta y resistencia ante la naturalización de un problema que afecta la comunidad, encaminándose hacia la resolución de conflictos y reclamos con instituciones y tensiones que se presentarán.
Llerasca ha sido un corregimiento bastante afectado por violencia, al encontrarse en cercanías con la Serranía del Perijá, esa época de violencia los mantuvo por mucho tiempo silenciados. En ese sentido, este grupo conformado en su mayoría por mujeres no están pensando la situación desde una perspectiva del género, aunque el hecho que la vocería y voz la tome una mujer supone una condición de género; sino que se están pensando como una colectividad que funciona a través de redes de familiaridad, cooperación y compromiso. A partir de estas relaciones que se dan en beneficio de familias y vecinos surgen unas formas de autoafirmación sobre el territorio, que reconfiguran las identidades a través de estas formas de movilización. Así, este grupo de mujeres lucha por un territorio que los gremios ganaderos y de palma los han despojado, dejándolos sin tierras para cultivar, sin parcelas teniendo que adoptar nuevas formas de subsistencia.
Esto ha llevado, que ASOPALLE como grupo social organizado que busca resolver el problema del autoconsumo y producción, empiece a preocuparse por otras problemáticas, convocando a reuniones para debatir los problemas que afronta el corregimiento y hacer sus apariciones en reuniones en la alcaldía y gobernaciones, también con instituciones y planes de desarrollo donde se presentan como asociación, y a través de peticiones, exigen y denuncian las problemáticas, manifestando su desacuerdo con el abandono por parte de las instituciones gubernamentales, y el aprovechamiento de terratenientes y palmicultores que se apoderaban de la zona.
Por ejemplo, durante las reuniones del Plan de Ordenación de la Cuenca del Río Casacará, realizado por la Universidad del Magdalena y CORPOCESAR, presentándose en la reunión como ASOPALLE el ·3 de febrero de 2011, sus requerimientos fueron desde una perspectiva ambiental y social: “(…) 1. ASOPLLE plantea la necesidad de trabajar como autoridad territorial y así lograr un manejo sostenible del recurso. Por tanto, es imprescindible la participación de las instituciones, gremios, comunidad local y grupos indígenas dentro del plan de ordenación de la cuenca; además tienen claro que es importante participar dentro del plan de formulación.
En el corregimiento de Llerasca la Asociación durante la reunión pusieron en conocimiento los problemas que han tenido alrededor de la cuenca, resaltando problemas con las basuras, con los parceleros, la deforestación, con los palmicultores, la extracción de material del río que ha generado la sedimentación e inundación de parcelas. Los asistentes a la reunión sostienen que en varias ocasiones han denunciado estas problemáticas pero ha sido imposible obtener alguna solución respecto al problema. Durante las reuniones se hace evidente la necesidad de implementar en la cuenca proyectos de reforestación, distrito de riego y canalización de algunas partes del río. ASOPALLE denuncia que hace falta conciencia ecológica, la participación y el compromiso que permita desarrollar estos procesos. A su vez, es importante empezar a regular muchos problemas que son visibles en la cuenca y aún no han podido normalizarse, para lograrlo proponen la participación de los entes gobernantes del municipio, CORPOCESAR, gobernación y el ente ejecutor Universidad del Magdalena. También se reiteró la falta de compromiso de las autoridades ambientales, en este caso el de la Corporación Autónoma del Cesar (CORPOCESAR), argumentando que muchas veces sus denuncias acerca del uso y manejo de la cuenta han sido llevada a CORPOCESAR, sin tener alguna respuesta que solucione el problema, tampoco han tenido apoyo de los entes gubernamentales.
Desde la institucionalidad ASOPALLE pasó de gestionar proyectos de auto subsistencia a sentar sus denuncias también a nivel ambiental y por otro lado desde lo social, con la problemática del invierno cuenta Marta Zorrillo que, “(…) el año pasado con la cuestión del invierno no solo nos vimos afectados nosotros con los cultivos sino mucha gente de la comunidad, y nosotros gestionamos en alcaldía y gobernación de Agustín Codazzi y la oficina de atención y prevención de desastre, presentamos la situación de la comunidad que habían cultivos destruidos y casas que se habían ciado, a la comunidad le trajeron mercado, estamos en un proyecto de la gente que se le cayeron las casas, se las van reconstruir y nosotros gestionamos eso, fuimos y hablamos”[4]
Muestra así, que sus acciones no solamente están encaminadas en la gestión y autogestión de las mujeres y familias pertenecientes a ASOPALLE, sino que es una asociación al servicio e intereses de la comunidad como lo corrobora Marta Zorrillo cuando dice que, “(…) nos gusta servirle a la comunidad y nos visionamos a futuro; siguiendo vinculando a la comunidad y sirviéndole a la comunidad, no somos un bloque cerrado, el que quiere participar también puede hacer parte. El año pasado nosotros le trabajamos mucho a eso, con la cuestión del invierno les trajeron mercado, estamos en lo de las casas con gente que se le cayó”[5].
En suma, las fragmentaciones sociales como el empobrecimiento, perdida de tierras en manos de gremios ganaderos y palmicultores, es el escenario donde se develan asimetrías y la voz subalterna que se ha convertido en la razón para que un grupo significativo de mujeres de este corregimiento a través de una protesta pacífica como la resistencia moral, cultural, simbólica que están implícitos en la acción, los lleve a unos interés colectivos que les permita levantar la voz desde el silenciamiento que producen estos escenarios de conflicto y así a través de estas formas de movilización generar cambios al interior del grupo.
Estas mujeres nunca habían sido líderes veredales, ni habían pertenecido a Juntas de Acción Comunal (JAC), por lo que su participación surge de esa necesidad de subsistencia de ver como siendo campesinos que cultivan la tierra, cada vez tienen menos tierras para cultivar; por tanto, denuncian ante los organismos e instituciones las necesidades de gestionar y pedir respeto por el territorio a manos de terratenientes y palmicultores.
En esa medida, podríamos situar a ASOPALLE como un pequeño grupo social que surge de un sentimiento de pertenencia con la tierra y la comunidad, que tiene la posibilidad de reivindicar un derecho como campesinos de Llerasca. La Asociación Patios Productivos de Llerasca (ASOPALLE) se constituye como un grupo de mujeres que buscan a través de la reivindicación de la tierra construir su autonomía, identidades y formas de representación social. En ese orden de ideas a partir de unas acciones colectivas[6] que se constituyen en las estrategias implementadas para la gestión y fortalecimiento de la asociación, iniciando con acciones que les ha permitido organizarse como grupo social y contribuir en implementar proyectos trasladándose a otros escenarios, como la participación en reuniones que realizan para la comunidad donde se presentan como asociación y exponen las necesidades y denuncias que tiene la comunidad, reuniones con instituciones gubernamentales denunciando la situación de la comunidad y estrategias de solución.
En ese sentido, sus primeras acciones estuvieron marcadas por el sentido de pertenencia con el territorio y lazos de solidaridad que permitieron fortalecer la asociación, logrando que cada vez más mujeres se vincularan. Por tanto, se puede decir que las acciones que un primer momento unieron a las mujeres de Llerasca fueron acciones de solidaridad marcadas por un sentir, la cual impera en el grupo hasta el día de hoy. También vinculado cada vez, a más miembros porque su lema es “porque unidos hacemos más”, para ellas entre más miembros se vinculen y apoyen el proceso, la voz de la comunidad que en algún momento fue silenciada por grupos al margen de la ley y terratenientes de la zona, ahora se alza para reivindicarse y reclamar sus derechos como comunidad campesina.
Aunque ASOPALLE no es reconocido como un gran movimiento, hace parte de esas movilizaciones locales que se quedan en el anonimato. La acción solidaria se enmarca como una apuesta por la autonomía campesina que para el caso de ASOPALLE hace parte del arraigo por la tierra. Pero es de aclarar que ASOPALLE no es un movimiento violento, sino que es un tipo de acción tacita con unos repertorios de visibilización frente a la misma comunidad a través de afiches informativos, perifoneo, presentación en reuniones de ONG, programas y proyectos que han implementado, y otros que están en marcha, los cuales marcan la continuidad de la asociación y son estas formas de empoderamiento de los espacios donde antes no se atrevían a participar, donde construyen sus identidades los unos “frente” a los “otros”.
Por otro lado, la vinculación y participación de las mujeres al grupo, y el que cada vez se suman más, muestra que la asociación se encuentra en un proceso de construcción y la apuesta por fortalecer su formas de subsistencia y autonomía campesina a través de proyectos de desarrollo que contribuyan a mejorar sus condiciones. En esa medida, ASOPALLE a través de su accionar tácito tiene unos objetivos claros que propugnan por un territorio, enfocando sus objetivos sobre los usos y la tenencia de la tierra, llevándolos a reconfigurar unas identidades a partir de la consolidación de este grupo social en que las redes de solidaridad están dadas en apoyo a sus familias y vecinos más cercanos.