Caso documentado por Diego Gómez,2009
En 2007 cuando se organizaba el plan general de asistencia técnica anual del Socorro, el señor Garnica presidente de la Asociación de Desplazados del municipio del Socorro. El año anterior se había tenido un intento fallido en la compra de tierras para el montaje de proyectos productivos con los integrantes de la asociación de desplazados. Para Garnica, esas famosas convocatorias no son transparentes y pregunta si existe otra posibilidad de poder materializar el montaje de un proyecto productivo de carácter agrícola que les rente algún sustento económico a sus familias. Concretando la idea, días más tarde propone usar un lote disponible en la granja donde funcionaba Epsoagro para lo cual se requería conversar con el alcalde.
Garnica comenta que hace pocos días desarrollaron una manifestación enfrente de las instalaciones de la alcaldía municipal con la finalidad de hacerse sentir, ya que de ninguna forma llamaban la atención de la administración municipal y menos una posible vía de solución para sus problemas. El jueves, día de mercado, y protestando por la ausencia de programas o iniciativas locales que les brindaran la oportunidad de tener alguna fuente de ingresos adicional a los adquiridos por ellos mediante el rebusque (jornaleo, trabajo en construcción, aseo doméstico, celaduría, ventas ambulantes y demás), la marcha partió desde el colegio Nacional Universitario con unas 50 personas aproximadamente, en su mayoría desplazados. Luego de un recorrido de cerca de 15 minutos en el cual se unieron algunas otras personas en solidaridad con su causa, los participantes se toman no solo los andenes de esta, sino la calle completa teniendo la policía que desviar el tráfico por una calle contigua y acordonar la zona. Con pancartas ondeantes alusivas a tener mejores oportunidades de vida, proyectos productivos o tierras para cultivar, por intermedio de un altavoz toma la palabra Garnica, agradeciendo la participación de todos los presentes. Luego de tres horas de arengas y mofas sobre el plan del desarrollo del alcalde denominado “progreso en beneficio de todos”, el burgomaestre escucha las peticiones y expresa su disposición de total colaboración para sus iniciativas, desde que sean claras y realizables. Se acuerda una reunión para discutir y acordar mecanismos de respuesta.
Luego de varias reuniones se aprueba el uso del lote para cultivar y se invita al Sena para apoyar un proyecto productivo de carácter agrícola, tendiente a la siembra de maíz y frijol en una extensión aproximada de dos hectáreas. Los compromisos definidos implican al SENA, con un profesional idóneo (Ingeniero Agrónomo) e insumos (semillas, fertilizantes y herramientas), a los desplazados con su participación no solo en las jornadas de trabajo a realizarse dentro del predio, sino también en los procesos de capacitación y orientación dictados por parte del tutor u orientador que facilitaría el Sena; EPSAGRO facilitaría un depósito para bodegaje de las semillas, fertilizantes, herramientas, por otra parte el arado y rastrillado o subsolado del terreno; la administración municipal aportaría el permiso para el uso del terreno y por último los desplazados se comprometerían a organizarse de manera tal, que establecerían los tiempos que les demandan las actividades anexas que desarrollaban, para no ser excluidos y poder participar activamente en el desarrollo de cada una de las actividades propias del proyecto productivo.
Una vez efectuada la georreferenciación por parte de la EPSAGRO y determinada la viabilidad del montaje del proyecto en el terreno, se organizó una segunda reunión con los desplazados; a ésta acuden aproximadamente 16 de los 18 registrados para la época en el municipio. En la reunión se ratificaron nuevamente los compromisos inicialmente pactados, con el recalco por parte del instructor del SENA de la participación de todos en las diferentes actividades de capacitación y trabajo instituidas dentro del marco del proyecto. Se inician las labores de preparación del terreno y los conflictos internos entre algunos desplazados se evidencian por el incumplimiento con los horarios de trabajo establecidos. Frente a cada actividad del proceso se reduce la participación de los desplazados. Garnica cita a una reunión a todo los desplazados vinculados al proyecto para manifestarles su “preocupación por el incremento en el grado de deserción y desinterés que algunos comienzan a mostrar por este, y también recalcarles que de nada sirve exigir solución a sus problemas, si no se van a comprometer de verdad con las alternativas que se les brinda (…) Por último les dice que por la credibilidad de la asociación que él preside y ellos representan no abandonen esta iniciativa y que renueven su disposición de participación y compromiso con el proyecto productivo”.
Continúan las diferentes actividades de siembra y manejo del cultivo de maíz y frijol, y de los 18 integrantes iniciales del proyecto, solo quedaban nueve. El análisis de lo que estaba pasando mostró que a algunos ya no les gustaba el proyecto y querían pedir esos terrenos y construir sus casas. Ante esta situación se acuerda manejar por un año más este proyecto y entregar esos terrenos. El proyecto no alcanzo ni siquiera a durar el año, ya que se continuaron retirando los pocos integrantes que quedaban hasta solo quedar cuatro, por tal motivo con el dinero recolectado proveniente de la venta de las cosechas, se consignó en una cuenta bancaria, para cuando se citara nueva junta directiva determinar como grupo el destino de estos dineros. Garnica renunció y se repartió el dinero entre los desplazados, dando el 50% a los vinculados permanentemente al desarrollo del proyecto y el otro 50% distribuido en partes iguales para los demás miembros de la asociación de desplazados. Posteriormente los “desplazados buscaron individualmente otras fuentes de ingreso o participaron en los subsidios de familias en acción”.