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Caso documentado por Luz Stella Poveda, 2009

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El grupo de familias de la asociación ESCALAND, se caracteriza por tener un gran nivel de organización social, pues se conocen desde hace mucho tiempo, pues la mayoría son de la región o de municipios cercanas, son hijos de campesinos y su principal labor es la actividad agrícola. Se reconocen e identifican como campesinos, es decir como personas que trabajan en el campo, que labran la tierra.  “Si queremos cambiar la palabra campesino por productor, tendremos que cambiarle el nombre a la tierra” dicen algunos.

 

Son 13 familias que tienen en común su deseo de permanecer en el territorio y lograr que sus hijos también lo hagan, aunque ninguno posee tierra.  Algunos viven en casa de sus padres, con hermanos, otros viven en arrendamiento y como mayordomos de fincas.  Entre ellos unos viven en la zona rural, pero trabajan en el pueblo especialmente en labores de construcción, debido a que no tienen tierra donde emplearse y utilizar el conocimiento que tienen del campo.

 

El nivel de educación de las personas que conforman la asociación es de nivel secundaria medio, su ocupación principal es la actividad agrícola, las mujeres en su mayoría se dedican al hogar, sus hijos están estudiando.  Los miembros de la asociación son relativamente jóvenes, que están proyectando su vida familiar y su futuro, las edades promedio de los padres de oscilan entre 25 a 35 años. El porcentaje de mujeres y hombres es proporcional, la población joven y de niños es significativa.

 

Sus relaciones son cercanas, son solidarios entre ellos, se ayudan, especialmente cuando alguna familia pasa por dificultades, lo comenta de manera discreta a las personas más cercanas y entre todos deciden apoyarla en lo que necesite.  Se entienden en medio de sus dificultades, pues conocen sus historias de vida y las situaciones por las cuáles han tenido que pasar.

 

Desde hace tiempo estaban planeando hacer parte de la convocatoria, unieron sus mejores  esfuerzos para realizar un proceso que en sí mismo es dispendioso realizar para  cualquier campesino. Saben que tener tierra propia no es fácil, pero entre ellos mismos generan estrategias para suplir sus necesidades, aunque con algunas privaciones.

 

En ocasiones realizan actividades colectivas como los encuentros para compartir, pensar y planear y mirar opciones de tener acceso a mejores mercados, poder acceder a la asistencia técnica, a programas o proyectos de mejoramiento de cultivos o acceso al crédito, en medio de sus limitaciones. 

 

El municipio de Landázuri, históricamente, no ha sido ajeno a la problemática generada por el conflicto armado que vive el país, de allí que aunque la población campesina ha sido silenciada, ha logrado mantenerse, aunque cada vez en espacios más reducidos de su territorio.  De manera que la búsqueda del acceso a la tierra mediante vías legales y no por vía de hecho, se convierte en una manera de agotar todos los recursos existentes y aprovechar una oportunidad (aunque no sea tan real) de obtener un beneficio colectivo en pro de conseguir materializar ese territorio deseado que se encuentra en su imaginario como parte de su memoria colectiva.

 

El subsidio para la compra de tierras es un aporte estatal que se otorga a favor de los pequeños productores y trabajadores del sector rural para facilitar su acceso a la tierra como un factor productivo.

 

Cada año, las ilusiones de los campesinos de poder acceder al subsidio se convierten en toda una odisea, pues, el número de familias campesinas que aplican a la convocatoria es notablemente superior a la capacidad de la oferta brindada por el gobierno.  Aun así la población campesina no deja de realizar su mayor esfuerzo para poder participar.  El estado pone a competir a la población campesina para poder acceder a sus derechos, en vez de generar las garantías y condiciones que permitan a los ciudadanos el ejercicio de sus derechos.

 

El gobierno asignó para ésta convocatoria alrededor de 20.000 millones de pesos, que provienen del presupuesto del INCODER (según resolución 05 del 2 de enero de 2009);  considerando que el monto destinado para cada familia (alrededor de 35 millones de pesos, incluyendo subsidio para la compra de tierra y proyecto productivo), sólo 575 de ellas podrán tener acceso al beneficio.   En la primera fase del proceso lograron radicar el proyecto aproximadamente 35.000 familias, de las cuales 4.770 quedaron seleccionadas y tendrán que competir por esos 575 cupos disponibles.

 

La asociación ESCALAND logró pasar la primera fase.  Para la segunda fase las exigencias consistían en la presentación de un estudio riguroso (ambiental, geomorfológico, agronómico, económico) del predio a subsidiar, presentación de un avalúo comercial y la elaboración del respectivo proyecto productivo, detallando áreas a cultivar, tipo de cultivos, cantidades de producción, estudio de comercialización (precio de venta) y análisis del mercado (acuerdos de venta de la producción), análisis la viabilidad del proyecto (cálculo de la tasa interna de retorno, cabida familiar, financiamiento). 

 

Es importante aclarar que todos estos estudios corren por cuenta de la asociación de campesinos, que no tienen tierra y por lo tanto deben verse en la obligación de ingeniárselas para conseguir los recursos necesarios para poder cumplir con el proceso.  El Incoder asignó a un funcionario para asesorar a los campesinos, pero a los pocos días? de nombrado, no pudieron contactarlo, pues se encontraba de vacaciones y regresaba un día antes de cerrarse la fecha límite para entrega de los documentos.

 

Aunque la asociación hizo su mayor esfuerzo, los resultados de esta segunda fase no fueron los esperados.  En este momento la asociación se encuentra presentando todas las aclaraciones pertinentes, acerca de las observaciones que les hicieron sobre los documentos presentados, para no quedar descalificados, pues no pierden la “esperanza” de ser “incluidos”.

 

El acceder a la tierra va más allá de una simple cuestión económica, pues para un campesino, la tierra es más que un recurso, es un modo de vida.  El tener tierra les garantiza no sólo la posibilidad de trabajar y hacer lo que saben hacer, que es cultivarla, sino todo ese mundo de relaciones que se crean alrededor del modo de vida campesino como resultado de sentirse parte de un territorio, fortalecer su identidad, sus valores culturales, sus creencias, sueños y expectativas y el de sus futuras generaciones.

 

Aunque han tenido que salir a otros territorios, no han perdido su referente familiar y su identidad como campesinos, por eso no quieren irse de la región y buscan un lugar cercano donde puedan vivir.  Conservan el deseo de hacerse a su “tierrita”, pues con ella garantizan un mejor vivir para ellos y para sus hijos. En su imaginario persiste la necesidad de encontrar un espacio donde realizar y construir ese sueño.

 

Han realizado esfuerzos en conjunto en otros temas o aspectos como asistencia técnica, gestiones para el mejoramiento de los precios de venta de sus productos, apoyar algunas de las actividades escolares de sus hijos;  igualmente han realizado acuerdos no formales como el arreglo de los caminos veredales, en épocas de invierno el mantenimiento de la represa que les provee agua para el consumo y para sus cultivos.

 

Persistencia:  Son persistentes en su intentos, existen lazos de amistad, de solidaridad, de identidad, que los unen que van mucho más allá de la convocatoria del Incoder, pues piensan que si a futuro no pueden tener acceso a ella, seguirán trabajando por buscar alternativas para lograr sus objetivos.

 

El objetivo de la asociación es trabajar para mejorar las condiciones socioeconómicas de sus asociados.  Entonces el propósito de las familias, es la búsqueda de su propio desarrollo, a través de lo que son y saben hacer que es trabajar en el campo, para mejorar, a partir de la unión de esfuerzos que permitan trabajar por la comunidad y la vereda, con un proyecto colectivo que genere recursos a las familias para poder tener acceso a la educación, salud y el vestuario, etc.  Igualmente reconocen que sólo a través de la organización pueden gestionar proyectos o iniciativas ante las diferentes entidades que apoyan la actividad agropecuaria.

 

Aunque algunos trabajan en el pueblo, ó en fincas vecinas, consideran que es mejor tener su propio trabajo y eso lo garantiza el acceso a la tierra.  “Trabajar para mi, para mi familia, en un terreno que es propio”, eso les da sentido de pertenencia, de construcción de sociedad y de futuro para sus hijos, de esta manera “sienten que el futuro no depende de otros, sino que lo pueden construir”

 

Se reúnen una vez al mes, para discutir aspectos concernientes al proceso de la convocatoria, para preparar la documentación necesaria solicitada, para concertar la manera cómo van a cumplir con los compromisos que se les van presentando, para responder a todas los requisitos (jurídicos, técnicos, económicos).

 

Igualmente para planear, pensar, analizar la situación de la vereda, de las familias y mirar alternativas de producción, mejoramiento y aprovechamiento del uso de los suelos, fortalecer intercambios de experiencias en el manejo de sus cosechas, para hacer solicitudes a la junta de acción comunal ó a la alcaldía, para acceder a programas que estén funcionando o que se estén desarrollando en la zona.  Igualmente cuando alguna familia pasa por dificultades ó de manera espontánea en los encuentros o celebraciones familiares, cumpleaños, fiestas religiosas o culturales.

Las buenas relaciones entre los miembros y el interés en común que tienen las familias ha hecho que el proceso se fortalezcan los lazos de unión.

 

El hecho de haber sido preseleccionados en la primera fase de la convocatoria, los animó aún más a seguir uniendo esfuerzos, a plantearse alternativas en el marco de la organización para no desaprovechar el potencial organizativo y proyectarse hacia la generación de proyectos productivos.

 

Algunas familias han podido acceder a créditos para cultivos.  El acuerdo con el dueño del predio que se está negociando, anima a que cada vez es más posible gestionar su compra ya sea si sale el subsidio de tierras o a través de un préstamo en el cuál su trabajo y lo producido en sus fincas se pueda comprometer para poder comprar el terreno.

 

Algunas gestiones como el mejoramiento del transporte escolar para los muchachos que van a estudiar al pueblo, los acuerdos con los comerciantes para la venta de sus productos a precios más justos, la posibilidad de unir esfuerzos con otras personas cercanas que desean hacer parte de la asociación ó que desean unirse en las diferentes gestiones que se están adelantando ante la alcaldía municipal para el mejoramiento de las vías de acceso, hacen que las gestionen trasciendan las necesidades particulares de la asociación y otros se sientan identificados y a la vez beneficiados.

 

A manera de reflexión se puede deducir que los procesos organizativos no surgen de la noche a la mañana, sino que son resultado de la búsqueda de un interés colectivo que impulsa sus propias dinámicas, los relacionamientos al interior de la organización y con el contexto donde se desenvuelve;   de esta manera se puede inferir que una vez se cumpla con el propósito por el cual fue creada la organización,  ésta se recrea y se generan nuevos desafíos tanto individuales como colectivos.

 

En el caso de las 13 familias, quiénes venían trabajando conjuntamente en la búsqueda del mejoramiento de sus condiciones de vida, la convocatoria dinamizó su proceso y reorientó sus esfuerzos, pues les sirvió para organizarse de manera más formal y más concreta hacia la generación de alternativas para la consecución de la tierra.  De allí que se están planteando varias opciones con el fin de seguir gestionando como organización la consecución de tierras ya sea mediante la negociación con algunos bancos, e incluso con el mismo propietario del terreno que valoraron para el proyecto.

 

De esta manera el objetivo fundamental que suscitó la acción colectiva, no cambia, pero sí las maneras o formas de conseguirlo o repertorios y cómo se ubica en este caso la organización frente a otras instituciones (públicas o privadas) para conseguir los objetivos que se buscan. 

 

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