Caso documentado por Marcela Pinto, 2010;
Miguel Cifuentes, 2012;
Ana María Joven, 2012
Este proceso campesino que se concreta en la Zona de Reserva Campesina ZRC, marca una rica experiencia de acción colectiva y organización[1], con diversas expresiones como la Marcha de los Parques en 1996 [2]y el Segundo Campamento Ecológico de la ACVC[3].
El Valle del río Cimitarra se encuentra ubicado en la región andina en el costado oriental de la Cordillera Central sobre la cuenca del río Magdalena. Hace parte de la Serranía de San Lucas y alberga parte de los últimos relictos boscosos al interior del país, una rica estructura hídrica que alberga abundante fauna y flora. Comprende los municipios de Yondó y Cantagallo y parte de los de San Pablo y Remedios. La ACVC es un proceso que tiene su génesis desde mediados del siglo XX cuando se empieza a poblar el Valle del río Cimitarra en un proceso de colonización y que actualmente cuenta con veinticinco mil asociados. Hasta comienzos de los 80 las Juntas de Acción Comunal fueron la única institución presente en la zona del Valle del Río Cimitarra, las JAC organizaron la vida comunitaria y se constituyeron en un medio para canalizar las demandas sociales ante las instituciones públicas (Silva, 2012:2)[4]. Hacia mediados de los 80 los pobladores de la región del Cimitarra constituyeron la Cooperativa de Pequeños y Medianos Agricultores de Antioquia (Coopamantioquia) en el caserío de Pueblo Nuevo, esta cooperativa fue creada con el fin de suplir las necesidades de abastecimiento y comercialización de la producción de los habitantes de la zona, la cooperativa también cumplió funciones más amplias como la resolución de conflictos entre colonos, tramitación de reclamos ante las autoridades locales y la regulación del proceso de colonización. La única presencia del Estado en la región eran las fuerzas militares quienes veían con sospecha estas iniciativas y las consideraban un apoyo a los grupos subversivos. En 1989 el ejército bombardeó y saqueó la sede principal de la Cooperativa; paramilitares y ejército continuaron un proceso de persecución y hostigamiento a los pobladores de la ACVC y a sus esfuerzos organizativos.
1996 es un momento fundacional de la ACVC pues luego de una década de ausencia de movilización social en el Magdalena Medio, en medio del miedo y el terror de una violencia paramilitar exacerbada, en el mes de mayo las organizaciones sociales del Valle del Rio Cimitarra, toman la decisión de marchar hacia los centros urbanos para exigir al Estado Colombiano la solución de sus problemas, Inicialmente se reúnen 56 Juntas de Acción Comunal (JAC) que integran campesinos desplazados por la presión del latifundio y de la estrategia paramilitar del Estado en las últimas décadas en este territorio que marchan hacia Barranca que “permanecen en los parques de Barrancabermeja hasta que el 27 de octubre de 1996 se sientan a la mesa de negociación” (ACVC, 2002: 2)[5]. Después de consolidar un liderazgo y un equipo de voceros facultados y delegados por las comunidades como equipo de negociación, este se reúne con el gobierno con delegados municipales, departamentales y nacionales, en duras jornadas de discusión. “En ella se establecen ciertos acuerdos entre los gobiernos municipal, departamental y nacional, en donde se solicita, entre otros, la garantización de un clima de paz en la zona” (Ibid, 2002:9). Son 74 días de ocupación de los parques en la ciudad de Barrancabermeja, entre agosto y octubre de 1996. Hombres, mujeres, ancianos y niños, bajo unas carpas de plástico en medio de la lluvia y el sol durante casi tres meses logran con el gobierno acuerdos importantes enmarcados en el Plan Integral de Desarrollo Agropecuario cuyo fin es “el bienestar de la comunidad campesina y su perfil y filosofía, la empresa comunitaria o cooperativa, cuyos integrantes deben ser pequeños agricultores y parceleros” (Ibid, 2002:9), que se han cumplido solo parcialmente.
Desde los años 90 los campesinos de la ACVC han tenido iniciativas sostenibles en el tiempo para la protección del medio ambiente. Así, se estableció la “línea amarilla” como herramienta para detener el avance irracional de la frontera agrícola interna, En esta se encuentra prohibido cazar, pescar, talar árboles y construir viviendas. En esa dimensión se han desarrollados dos campamentos ecológicos. El primero en enero de 2007 tuvo actividades simultáneas en tres sectores del valle: Puerto Nuevo Ité (Remedios), Puerto Matilde (Yondó), y la ciénaga de San Lorenzo (Cantagallo). Su propósito era hacer la defensa de la fauna del río Cimitarra y la ciénaga de San Lorenzo, así como recuperar distintas experiencias comunitarias de manejo sostenible de los recursos naturales del campo.
El segundo Campamento Ecológico promovió la defensa y protección del medio ambiente dentro de la construcción de movimiento de resistencia campesina, con una convocatoria nacional abierta buscando la solidaridad y participación de delegaciones de estudiantes, profesionales y organizaciones nacionales e internacionales, así como de la comunidad campesina de todas las veredas. Los 353 participantes se dividieron en siete rutas, teniendo en cuenta su aporte a las problemáticas detectadas de modo diagnóstico previamente; cada ruta recibió un nombre de un animal característico de la región que se encuentra en peligro de extinción. Estas actividades de orden ambiental tienen un carácter político, cultural, social y económico que permite comprender de manera integral el territorio de la ACVC.