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Caso documentado por Diana Constanza Pérez, 2010

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Las comunidades campesinas del Cañón de las Hermosas, en Chaparral, Tolima, son las protagonistas de otra experiencia frente a proyectos generadores de energía. Esta vez la empresa es la multinacional ISAGEN y la construcción de la Hidroeléctrica del Rio Amoyá. La empresa siguiendo lineamientos de responsabilidad social empresarial destaca para el inicio de las obras el consenso con las comunidades de la región, pretendiendo desde el principio capitalizar para sus propios intereses la capacidad organizativa de las comunidades. Estas reaccionan creando la Asociación Ambientalista de las Hermosas ASOHERMOSAS en medio de la limitada autonomía que permite un contexto marcado por el conflicto armado. Luego de los acuerdos hechos entre la multinacional y las comunidades en diciembre de 2007, se inició el proceso de construcción de la Hidroeléctrica a filo de agua sobre el Río Amoyá, proyecto pionero entre las otras seis hidroeléctricas que la multinacional busca construir en la región sobre el Río Anamichú, Ambeima, Cambrin, Hereje, Cucuana y Chilí.

 

En el marco de una movilización agraria y popular en 2007 convocada por la Coordinadora Agraria del Tolima, CAT, y en la cual participaron por lo menos 18.000 campesinos, un escenario de articulación en el cual participo Asohermosas, surge por decisión mayoritaria una organización gremial, la Asociación de Trabajadores Campesinos del Tolima Astracatol, que posteriormente se articula a Fensuagro. Se va constituyendo así una red de organizaciones que va desde lo local y lo regional hasta lo nacional, en la cual Asohermosas participa activamente.

 

En agosto de 2009 los pobladores de los corregimientos de San José de las Hermosas, San Antonio, El limón y La Marina realizaron una Campaña Campesina por la defensa de los Derechos Humanos que incluyó el bloqueo de la vía que comunica el centro urbano de Chaparral con el municipio de Rioblanco, que a su vez es la vía de acceso a las obras de la hidroeléctrica; también se concentraron en la Argentina y en la entrada de la obra. Durante tres días por lo menos 600 campesinos de la región pararon el normal funcionamiento de las obras de la hidroeléctrica. Aunque había varios motivos acumulados, el detonante fue la detención de 14 campesinos de la región sindicados de rebelión, secuestro y extorsión, entre los cuales se encontraba el presidente de Asohermosas y quien lideraba la veeduría del desarrollo del proyecto llamando la atención sobre los incumplimientos y fallas. Los abusos de la fuerza pública y el inicio de la construcción de la hidroeléctrica en medio de los incumplimientos de los compromisos pactados con la empresa, fueron razones para esta acción contestataria.

 

Las metas propuestas por la empresa a corto, mediano y largo plazo solo se han cumplido mínimamente, en relación al tiempo que lleva en desarrollo la construcción del proyecto y la reglamentación acordada excluye a las comunidades de todo proceso de licitación o vinculación. La única participación posible había sido a través de trabajo raso con baja remuneración y luego de una telaraña de requisitos y procesos.

 

La campaña exigía al ejército y al gobierno nacional a través de la Defensoría y las instancias municipales el respeto por la vida y el no señalamiento de los habitantes de esta región. En segundo lugar buscaban recuperar el espacio de la Mesa de la Transparencia como un escenario de dialogo con la multinacional, para desde allí redefinir algunos de los acuerdos hechos con la misma y también para lograr compromisos por parte de la multinacional. En tercer lugar, buscaban informar a la comunidad de Chaparral, del departamento, a nivel nacional e internacional su problemática marcada por el desarrollo del conflicto armado y la construcción del proyecto hidroeléctrico del rio Amoyá por la multinacional española. En el desarrollo de la protesta fueron evidentes diversas situaciones intimidantes hacia los campesinos que participaban de la campaña por parte del ejército nacional, pese a lo cual las actividades continuaron. Sostener estos procesos no es fácil, tanto por las presiones externas derivadas de las fuerzas militares y la multinacional,  como a nivel interno especialmente entre Asohermosas y Astracatol respecto al direccionamiento del proceso, situación esta que se ha venido aclarando las discusiones y en el proceso mismo.

 

La protesta de Asohermosas a través de la Campaña permitió efectivamente visibilizar que la detención arbitraria de los campesinos y las estigmatizaciones que este tipo de situaciones generan para la vida y seguridad de las personas, sus familias y comunidades. Se concretaron reuniones entre la comunidad y la empresa para discutir y redefinir el pacto firmado por las partes, con el fin de garantizar el cumplimiento de los acuerdos. También se logró reactivar la Mesa de la Transparencia, organismo creado en la zona para tratar los diferentes temas que afectan a la región y en el cual se reúnen las comunidades representadas por Asohermosas, otras organizaciones de la región como Astracatol, organizaciones no gubernamentales defensoras de derechos humanos, la Defensoría del Pueblo, el encargado de derechos humanos del Batallón Caicedo, delegados de la hidroeléctrica y de la alcaldía municipal entre otros. Finalmente permitió reflexionar sobre la importancia de la preservación de los recursos naturales y la vida de las comunidades campesinas que allí habitan.

 

Esta experiencia constituye en el sur del Tolima el punto de referencia para las otras cinco comunidades de la región que serán afectadas con la ejecución de los otros proyectos hidroeléctricos previstos. Acciones como la campaña más que en el logro de objetivos concretos, favorece el desarrollo de la conciencia de las comunidades campesinas para defender el territorio, el medio ambiente y los recursos naturales, la vida y la paz.

 

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