Caso documentado por Francelina Omaña, 2010
En 1996, los campesinos del corregimiento de la Gabarra, asfixiados por las políticas económicas y el abandono estatal en materia de inversión social en la región, deciden marchar a la ciudad de Cúcuta. Esta gran movilización que contó con la participación de más de 20 mil campesinos, buscaba lograr varios acuerdos con el Gobierno Nacional para la implementación de programas y recursos para el desarrollo social y sostenible de la región.
Sus demandas iniciales se orientaron a garantizar las condiciones de los manifestantes que permitiera una negociación seria. La marcha se entró al casco urbano del Zulia, donde se concretaron las exigencias al gobierno sobre vías, salud, educación, atención a los sectores agropecuarios y agroforestales y comunidades indígenas, electrificación, derechos humanos y economía productiva.
El abandono de la región desde hace muchos años, la hostilidad de las fuerzas armadas, contra la población civil así como la Ineptitud y la falta de gestión del gobierno para solucionar problemas fueron los factores que incidieron en esta movilización. Centrales eléctricas puso la energía eléctrica en el lugar escogido como alojamiento temporal, la alcaldía de Zulia suministró agua potable y se pusieron médicos y enfermeras a disposición de los agricultores, con el fin de atender cualquier emergencia que se presentara.
Varios funcionarios de alto nivel hicieron presencia en la zona, al igual que de Ecopetrol para llegar a acuerdos. La protesta continuaba en el Zulia, camiones cargados de alimentos llegaban diariamente, se impuso la ley seca, la economía se deterioró y sus efectos se sintieron en Cúcuta con la escasez de plátano, yuca y otros productos agrícolas, los cuales en su mayoría se traen de la zona del Catatumbo. Después de varios días de concentración se logró la firma de varios acuerdos, que daban respuesta a las peticiones hechas por los marchantes, con lo cual los campesinos retornaron a sus veredas. Luego de dos años las promesas aún no se cumplen.
Por ello y ante la amenaza de una base antinarcóticos en la región, los campesinos se vieron obligados a movilizarse nuevamente en 1998 se da un nuevo éxodo con la participación de más de 30 mil campesinos. Estos se tomaron la vía que de Tibú conduce a Cúcuta por más de 30 días, paralizando toda esta zona del departamento y obligando nuevamente al Gobierno a negociar con el campesinado para diseñar un plan de desarrollo que recogiera las necesidades de las comunidades campesinas y que se denominó Plan de Desarrollo y Paz para la región del Catatumbo. Mientras este proceso avanzaba el paramilitarismo incursionó en la región a partir de mayo de 1999 y con la complicidad del Estado por acción u omisión, dejó en menos de cinco años más de 400 dirigentes asesinados y más de diez mil campesinos muertos, sin contar con los desaparecidos que pueden ascender a una cifra similar o superior (La Opinión, julio de 1999).
El plan se hizo sin la participación de los campesinos que fueron aniquilados de manera sistemática. Paradójicamente, el paramilitarismo se consolida mientras se implementaba el Plan Colombia en la región. Los paramilitares además de arrasar con la población monopolizaron el negocio de la coca. Las Fuerzas Militares, de 1.500 hombres pasaron a tener diez mil, situación que generó la agudización del conflicto político, social y armado. Lejos de combatir el narcotráfico, el Plan Colombia se consolidó como plan contrainsurgente que incluyo persecución a la población afectada por constantes violaciones a los derechos humanos y a las sistemáticas infracciones al derecho internacional humanitario, ahora a manos de las Fuerzas Militares. Es el caso de los mal llamados falsos positivos: desde junio de 2006 hasta octubre de 2008 fueron asesinados 68 campesinos y presentados como guerrilleros dados de baja (Diario La Opinión, julio de 2008).
La campaña de erradicación de cultivos de uso ilícito en 2009 se caracterizó por uso desmedido de la fuerza por parte de la Policía Antinarcóticos y del Ejército que dejo muy pocas alternativas para cultivar y comercializar alimentos. Es ahí cuando se organiza el campamento refugio humanitario, en la vereda Caño Thomas del municipio de Teorama. A partir de 2010 el diálogo se amplió a todos los municipios de la región del Catatumbo y, como resultado de este diálogo entre campesinos e instituciones se dio origen a la propuesta de constitución de la Zona de Reserva Campesina para el Catatumbo.
Marcha campesina, La Gabarra, Norte de Santander